Pobreza y riqueza son los términos que, a diario, utiliza la burguesía para referirse a las diferencias sociales existentes en nuestra sociedad.
Hablar de ricos y pobres no es lo mismo que hablar de burguesía y proletariado.
Hablar de ricos y pobres, le permite a la burguesía ocultar que el problema central de los conflictos sociales es que la burguesía es la propietaria de los medios de producción y por lo tanto de todo lo que se produce, mientras que el proletariado sólo cuenta con su fuerza de trabajo y por lo tanto, a lo único que puede aspirar es a percibir un salario por la venta de dicha fuerza. De tal forma, la clase del proletariado está condenada a ser proletaria para siempre dentro del sistema capitalista de producción.
La división entre las clases está dada por la propiedad de los medios de producción.
Utilizar los términos de pobreza y riqueza le permite a la burguesía y sus gobiernos de turno borrar en el discurso esa línea divisoria tan tajante y tan concreta para remplazarla por una línea difusa dada por el nivel de ingreso. De tal forma, el problema no es la propiedad capitalista sino la distribución del ingreso. Distribuyendo mejor el ingreso, resolvemos todos los problemas sin necesidad de tocar la propiedad de los medios de producción que están bien protegidos en las manos de la burguesía. Esa es la idea que nos inculcan los funcionarios y empresarios en el poder. A diario la escuchamos de las bocas de presidentes “revolucionarios”, “nacionales y populares” o “progresistas” de todo el mundo.
Lo que no dicen y ocultan deliberadamente es que la distribución en la sociedad capitalista, se hace de la siguiente manera: al asalariado su salario y al capitalista el capital.
Entonces, mediante unos cálculos inventados, falsos como su amor por la Patria y por el pueblo, la burguesía establece un nivel de ingresos, a partir del cual, los que no llegan al mismo son pobres.
De tal forma, los que superan ese nivel de ingresos, pertenecen a la “clase media”. Lo que no establece nunca la burguesía es el nivel a partir del cual se es rico.
Sobre la base de ese razonamiento, los funcionarios del gobierno, predican la solidaridad de los que más tienen con los que menos tienen.
Así, la burguesía les exige a los sectores medios “que ganan bien”, una cuota de sacrificio para ayudar a los pobres. De tal forma el proletariado, no sólo sostiene con su trabajo la producción de todos los bienes y servicios existentes en la sociedad (es decir que sostiene la ganancia de la burguesía) sino que, además, debe aportar parte de su salario para ayudar solidariamente a los pobres.
Conclusión: del sueldo del obrero y de los asalariados en general, sale el sostenimiento de la clase obrera, de los trabajadores y de los desocupados, jubilados y sectores marginales que la propia burguesía produce a diario con el capitalismo.
Los conceptos de pobreza y riqueza que maneja la burguesía dependen del manejo caprichoso de los números que inventa y difunde permitiéndole crear la ilusión de que hay posibilidades de ascender en la escala social de pobre a medio y de medio a rico. Por eso es que cuando corren las comas de los números estadísticos desde los despachos gubernamentales, de un día para otro, millones de pobres “dejaron de ser pobres” porque ya pasaron la línea de pobreza aunque sus vidas no se hayan modificado en nada.
Mientras, con sus números, maneja la existencia de pobreza y riqueza, la burguesía mantiene en sus manos los medios de producción y, por lo tanto es dueña de todo lo que se produce en el país, de la tierra y la vida de sus habitantes. Como dice el viejo refrán: “Bien me quieres, bien te quiero, no me toques el dinero”.
Pero la realidad social se impone y las ideas revolucionarias de la lucha de clases echan claridad sobre la misma, porque esas ideas calzan como un guante en la realidad. Las clases sociales: burguesía y proletariado están marcadas tajantemente por la propiedad de los medios de producción. La pobreza y la riqueza son precisamente la diferencia entre tener medios de producción y carecer de ellos.
Esta sociedad acabará con la pobreza cuando el proletariado y el pueblo conquisten el poder de apropiarse socialmente de los medios de producción que hoy están en manos de una pequeña minoría enriquecida por la explotación de las mayorías populares.
Y esa posibilidad, se acerca en cada lucha, en cada velo que se le arranca a las mentiras con las que la burguesía y su coro de alcahuetes de derecha e izquierda intentan tapar la realidad de la lucha de clases detrás de la cortina de la “riqueza y la pobreza”.