Una importante convocatoria nutrió en el día de ayer la Plaza de Mayo, participando de la jornada convocada desde la CTA, y a la que se sumaron sectores de trabajadores de diferentes ramas, que no pertenecen al aparato estatal, entre los que se destacaban los camioneros. Cerca de cuarenta mil personas se hicieron presentes, en un marco en donde primaron las consignas en contra de las políticas oficiales, fundamentalmente por aumentos salariales y en contra del impuesto al salario.
Durante las primeras horas de la mañana, diferentes accesos a Buenos Aires fueron bloqueados: los puentes Pueyrredón, La Noria y Saavedra, así como en el cruce de las avenidas General Paz y Constituyentes, la avenida Richieri y la autopista Buenos Aires-La Plata. En el conurbano bonaerense, los cortes se llevaron adelante en el cruce de la avenida Gaona y Vergara, las rotondas de Varela y San Justo, Puente 12 y Richieri, Ruta 8 y 202 en General Pacheco y cruce de las rutas 6 y 9, en Campana. También hubo bloqueos en Mar del Plata, en los empalmes de las rutas 2, 88 y 226.
Cerca del mediodía y desde esos puntos, la movilización se concentró principalmente en diversos puntos de la 9 de Julio, para luego marchar hasta la Plaza de Mayo.
Como no podía ser de otra manera, y como viene ocurriendo con diversos conflictos de punta a punta del país, o con la autoconvocatoria del pasado 13 de septiembre en la Ciudad de Buenos Aires, los medios alcahuetes del Gobierno ignoraron la convocatoria y la movilización. Ignoraron, decimos, porque pretender ocultarla es un síntoma de debilidad y de crisis que, evidentemente, lejos están de superar.
Desde distintos ángulos y probablemente también en el marco de una búsqueda que sitúe una verdadera salida política en manos del pueblo, la jornada de ayer se expresó más allá de un reclamo salarial: quedó explícita la necesidad de avanzar para que se anule definitivamente el impuesto al salario, se terminen los topes a los aumentos conquistados, el saqueo que están haciendo con la reducción de las asignaciones familiares, y contra todas las injusticias que emanan de las políticas aplicadas por el gobierno de los monopolios.
Las cosas están planteadas de una sola manera: de un lado la burguesía monopolista, su gobierno y funcionarios serviles arrebatando los ingresos de los trabajadores y pueblo para hacer sus negociados. Del otro lado, los trabajadores y el pueblo luchando para lograr una vida digna y hacerlos retroceder en sus pretensiones. Esto expresó la jornada de ayer.