“Lo mejor está por venir” declaró Barack Obama luego de imponerse al candidato republicano en las elecciones de ayer. Confesión explícita de que lo mejor aún no llegó, y que seguramente nunca llegará visto algunos detalles de las elecciones en EE.UU.
Solamente en publicidad, entre los dos candidatos gastaron más de cinco mil (5.000) millones de dólares, cifras aportadas por las corporaciones industriales y bancarias. Como si se tratara de un presupuesto más de marketing, las multinacionales de origen norteamericano apuestan por uno u otro candidato (también por los dos) y así financian al que luego será el presidente de “todos” los estadounidenses. Solamente 26 aportantes “individuales”, es decir personas que ponen el dinero en su propio nombre, aportaron a Obama 61 millones de dólares. Estas 26 familias multimillonarias juntas poseen más que el 50% de la población más pobre de ese país.
Está claro que no les hace falta votar, con solo poner el dinero alcanza. Voto calificado se le decía en otras épocas.
Muy a pesar de algunos intelectuales que todavía escriben sobre Estados Unidos como ejemplo de democracia para la humanidad, lo que allí pasa en cada acto “eleccionario” es una muestra desfachatada de lo que pasa en el resto de los países del mundo. Los presidentes y los poderes de los Estados han sido copados y adueñados por los monopolios dueños del poder efectivo. De allí que tanto en EE.UU (aunque aun no se conocen cifras, todas las previsiones eran de un aumento sensible en el ausentismo), como en las pasadas elecciones municipales en Chile, como en las elecciones en el País Vasco y Galicia, en España, los niveles de abstención marcan récords históricos, ratificando el cuestionamiento objetivo que las masas en el mundo hacen de la democracia burguesa.
Este fenómeno, como puede leerse y escucharse, deja boquiabiertos a algunos que se han tragado que la democracia burguesa es la única vía para la lucha política. Entonces llaman al abstencionismo “la deserción de las masas”. En todo caso, cuando las masas cuestionan y abandonan banderas que le fueron impuestas solo para justificar la dominación de una clase sobre otra, más que deserción lo que está ocurriendo es una ruptura con concepciones burguesas de democracia que han probado sobradamente que en nada son útiles a los intereses del pueblo.
El fenomenal proceso que se viene desarrollando en las masas movilizadas del planeta, tiene el vigor de lo nuevo que viene a imponerse sobre lo viejo; el que no entiende algo tan sencillo o es corto de entendederas o, en realidad, tiene miedo que la acción independiente de los pueblos vaya para el lado del cuestionamiento efectivo y revolucionario de la dominación burguesa.