Cuando las dirigencias políticas del sistema intentan montarse en la convocatoria que se realiza hoy, 8 de noviembre, están expresando de una u otra forma la profundidad de la crisis política del sistema. Tanto el gobierno de los monopolios (que bastardea toda movilización que no digite), como toda la superestructura de las fuerzas políticas de “oposición” (que quieren “acreditarse” el mal humor existente), buscan de una u otra manera desvirtuar lo que está sucediendo por abajo todos y cada uno de nuestros días, el hastío que existe por las condiciones en que se está viviendo.
En este marco es necesario advertir sobre el manejo que TODA la burguesía ha venido haciendo sobre esta convocatoria. Todos ellos le tienen terror a la movilización y a la lucha cuando se ejercen desde abajo y por fuera de las instituciones del Estado. Allí radica la debilidad política del gobierno y de las fuerzas políticas del sistema, cuando el pueblo se expresa de diversas maneras.
Cuando el pueblo ejerce la autoconvocatoria cotidianamente con un carácter revolucionario, tanto la metodología como la organización devienen, objetivamente, de la lucha contra las instituciones del Estado. El estado asambleario, la democracia directa, las resoluciones adoptadas por mayoría directa, no tienen nada que ver con maniobras electoralistas, y que el propio sistema necesita reproducir para sacar de eje o intentar confundir lo que nuestro pueblo está construyendo con sus embrionarias instituciones que expresan en sendas luchas el doble poder.
El descontento es muy grande y mucha gente participará hoy de diferentes maneras. Como ya está dicho, la burguesía busca como siempre montarse para desvirtuarlo, buscando afianzar el juego democrático burgués, que es el terreno en el que el poder de los monopolios y sus partidos políticos quiere jugar.
Pero esto ocurre en un momento en donde la lucha popular está a la orden del día; los reclamos brotan a lo largo y ancho del país y en la autoconvocatoria, que aparece en formas espontáneas y en formas organizadas. Para los trabajadores y el pueblo en lucha, el 8N es todos los días.
La reciente pueblada de General Pico por un lado y el desborde que existe en las bases obreras de las fábricas y de trabajos asalariados en general, con ciertos grados de organización autoconvocada, cientos, van imponiendo en los hechos el nuevo ritmo que adquiere la lucha de clases. El terreno de la revolución se afianza y se extiende cuando TODO tufillo electoralista es aplastado por la masividad y el enfrentamiento que nuestro pueblo va dando con sus propias Instituciones autoconvocadas.