El paro de hoy es una medida que supera grandemente lo que podrá verse en las calles con los cortes y las movilizaciones.
Los trabajadores y sectores populares que han encontrado, en el día de la fecha, un modo de sacar a la calle su bronca, su malestar y su disponibilidad a enfrentar a la dictadura de los monopolios, son la punta del iceberg de todo lo que viene expresándose día tras día, semana tras semana, mes tras mes, contra las políticas reaccionarias de un gobierno que profundiza diariamente sus ataques contra el pueblo.
Detrás de los reclamos contra el impuesto al trabajo, por salario familiar universal y por mejores sueldos, que constituyen los tres estandartes fundamentales del paro de hoy, están también vigentes las condiciones de trabajo, la presión y la superexplotación en cada fábrica y empresa, el magro haber de los jubilados, la inseguridad del trabajo por contratos interminables y el trabajo en negro, la falta de cobertura social para la salud, la situación de abandono en hospitales y centros de salud, los ataques contra la educación de los hijos del pueblo a quienes se condena al destino de ser mano de obra barata, la droga que introducen en forma cada vez más masiva para ejercer un negocio millonario e intentar además contener la rebeldía que surge de la pobreza más absoluta, la inseguridad y el escaso valor de la vida que esas situaciones crean en los centros urbanos, la asfixiante forma de existencia que ya no estamos dispuestos a seguir viviendo.
Estas son las razones por las que las mayorías populares, aunque no hayan podido manifestarse en la calle porque aún no ha encontrado el canal para hacerlo, se sienten identificadas con el paro.
Ejemplo de ello son los trabajadores de fábricas y empresas en general que, a pesar de que los gremios no han adherido a la medida, harán en forma autoconvocada, un quite de colaboración, asambleas o reuniones en sectores de planta, agitación y propaganda sobre los ejes de la convocatoria y otras iniciativas que generalicen el estado deliberativo contra las políticas de la dictadura de los monopolios.
Por todo lo dicho podemos decir con seguridad que el paro de la fecha ha sido convocado por el propio malestar de trabajadores y masas populares. Esa es la base material que impulsó la medida. Por eso es absurdo adjudicar a tal o cual sector la “convocatoria”, o fomentar discusiones estériles sobre que si tal o cual gremio, etc., porque el parentesco de este paro con la enorme movilización del 8 de noviembre pasado, y las luchas diarias en las fábricas, los parques industriales, los barrios, las escuelas que surcan de este a oeste y de norte a sur todo el territorio nacional, tienen el mismo sello: la aspiración de las grandes mayorías populares a una vida digna.
La unidad de los anhelos populares contra la política de la dictadura de los monopolios se expresa en cada lucha, en cada acción y eso es lo importante porque todo contribuye a fortalecer la experiencia, la organización de masas y a elevar el nivel político que permitan avanzar en el camino de generalizar la rebeldía y no dejar gobernar a estos entregadores de la patria. Por este camino fortaleceremos, templaremos y agrandaremos nuestras fuerzas al tiempo que debilitaremos las de ellos hasta el momento de darles el golpe de gracia y conquistar nuestra libertad.