La Salada, La Saladita y otras no son más que Bangladesh en potencia. Fábricas clandestinas textiles en todo el país abastecen estos mercados y simultáneamente a grandes tiendas. Las condiciones en que lo hacen están al nivel de países en donde se producen hechos expresos de esclavitud en el propio capitalismo.
Bangladesh tiene una población de 164 millones de habitantes y limita fundamentalmente con India. Hay una densidad poblacional elevada dominada por una democracia parlamentarista cuyo común denominador no escapa a la media de cualquier país capitalista. Corrupción y descomposición de la clase dominante.
Una fábrica textil se incendió y dejó 112 obreros muertos. Una tragedia evitable.
No haremos un desarrollo de las condiciones de trabajo, pero nuestro lector se imaginará la atrocidad con que se explotaba en ese predio. Sí diremos que ésta fábrica producía para el mundo. Sus productos llegaban a EEUU, Europa y otros centros comerciales del planeta.
Entre los artículos encontrados figuraban: pantaloncitos cortos para niño de la marca Faded Glory de Wal-Mart; suéteres con capucha de la marca «Disney Pixar»; pantalones cortos con la etiqueta ENYCE del astro del hip-hop Sean Combs, y suéteres de la empresa francesa Teddy Smith y la compañía escocesa Edinburgh Woollen Mill. Sears aparece entre las compañías anotadas en los libros de contabilidad.
Fábricas que producen para millones de seres en el planeta viviendo en condiciones de esclavos y produciendo en formas similares.
Los salarios en Bangladesh son los que se pagan en la India, se trata de una u otra forma de establecer planetariamente un salario testigo capaz de extenderse por todos los continentes. 112 obreros calcinados o muertos por arrojarse al vacío en la desesperación por salvar sus vidas es una expresión extrema del crimen al que está sometido el obrero en el mundo.
Nos dicen que “por lo menos hay trabajo”, “se gana poco pero se tira”. Como si ello fuese la condición natural de vida de los que producen riqueza. En Bangladesh hubo revueltas populares en los inicios de los ‘70, revueltas que llevaron a lograr que ese país se independizara de Paquistán. El pueblo de Bangladesh viene luchando contra las peores condiciones de vida que se puedan concebir. Fundamentalmente hambrunas de poblaciones despojadas de todo. La república parlamentarista trajo consigo un freno a la lucha en un proceso de conquistas que amenazaba no parar con sólo la independencia lograda. Comienza entonces una proletarización rápida de la población que se entronca con los procesos ya establecidos de China e India. Objetivo central de achatar el salario planetariamente sin importar las condiciones de trabajo de millones y millones en el mundo.
El producto terminado en estas terminales textiles tiene que rotar rápidamente, para competir en el mundo y en las tiendas mencionadas, tiene que llegar a bajos precios, buena calidad, y sin ningún tipo de miramientos sobre las condiciones en que se elabora. En las estadísticas de los Capitalistas, tan ambicionadas por la intelectualidad progresista no figura la explotación ruin y esclavizante, el dolor espiritual de la mayoría de la población mundial, sólo existe la estadística de la mejora del PBI, o que “ahora” hay trabajo.
Cuando recorremos nuestras calles en barrios textiles por excelencia, barrios que abastecen el mercado comercial de nuestro país y del mundo, barriadas subterráneas, clandestinas, en condiciones de esclavos como en el “bajo flores” están repitiendo y recreando la fábrica textil de Bangladesh en donde la muerte del obrero es en vida, en producción cotidiana. El “señor” Moreno, avalando las políticas de las grandes tiendas más concentradas del planeta dijo con orgullo que su objetivo es exportar “Saladas” al mundo, sin importar en absoluto las condiciones de compatriotas sometidos a la peor explotación rayana con la esclavitud.