La desesperación y voracidad de los monopolios en avanzar en su rentabilidad, les hace dar pasos y tomar decisiones, que aunque tengan que quemar las naves en un solo acto, ponen toda la carne al asador en un momento de la lucha de clases donde las declaraciones altisonantes lo único que logran es desnudar sus debilidades y temores, dejándole a su oponente estratégico, la clase obrera, el panorama más que claro de cómo los monopolios van a hacer jugar a sus peones.
Así, los primeros en moverse son los medios masivos de comunicación y las dos CGT que, con bombos y platillos y a primera plana, anuncian que los reclamos salariales para este año serán entre un 20% y un 25%. Lo que pasa es que estos señores, personeros de los monopolios, no tienen la mínima valentía para afirmar que intentarán hacer de para avalanchas sólo hasta el 25%, porque la situación con las masas trabajadoras no da para menos.
Tanto los Moyano, los Lescano, los Caló, unidos en sus feudos recaudadores de las cuotas sindicales compulsivas, intentan (tirando una cifra irrisoria del 20% o del 25%) instalar mediáticamente cifras de reclamos que resultan una burla para los trabajadores, que son inaceptables que están fuera de la realidad de la escalada de precios, no sólo de los últimos dos meses sino de todo el año que pasó y del año que vendrá. Se hacen los preocupados, tiran bravuconadas y fuegos de artificio, pretendiendo vanamente hacer creer que estas cifras son más que justas, que más que esto no se puede exigir y reclamar; como si los trabajadores y sus familias no vieran cada día reducir el poder adquisitivo de sus salarios de una manera muy superior a esas cifras.
Por otro lado afirman que eso se equipararía con un posible aumento al tope en el “impuesto a la ganancia” al salario, cuando el salario no es ganancia y el aumento de los precios (sobre todo los de la canasta básica) ni de cerca es lo que el gobierno afirma.
Lo más interesante es que los monopolios se apresuran de esta manera porque el nuevo intento (lamentable, por cierto) del “vigesimocuarto pacto social” que trataron de iniciar en la primera quincena de diciembre a través del muñeco de torta Guillermo Moreno pasó absolutamente desapercibido constituyéndose en un nuevo fracaso, dejando al desnudo, una vez más, la debilidad política de la burguesía, con el agravante que cada día se le hace más pesado el peso de la corrosión de sus herramientas de dominación, en este caso los sindicatos.
Por ello, como lo venimos afirmando diariamente en nuestras posiciones y análisis, el crecimiento de las luchas y el protagonismo de la clase obrera comienzan a adueñarse de la escena, donde los meses que se avecinan son de grandes desafíos, y los trabajadores demostrarán que de ninguna manera están dispuestos a dejar pasar este nuevo robo al bolsillo. En dicho ejercicio se dará un extraordinario paso en la correlación de fuerzas de la clase obrera y el pueblo.