Esta semana que pasó, todos los medios masivos, escritos, radiales y televisivos, cuyo propietario es la burguesía monopólica, tocaron reiteradas veces el tema de la suba del 20% del impuesto al salario decretado por la presidente, y las demandas salariales que se avecinan y que ya se están dando por parte de los trabajadores, no pudiendo esconder la preocupación que significa para la propia burguesía el tener que resistir la respuesta y las fuerzas que se aprontan a desatar por parte de la clase obrera y demás asalariados en la lucha por los reclamos.
Dentro de ello, las opiniones de todo tipo y forma, tanto de los sectores oficialistas como “opositores”, tiran números y hacen todo tipo de especulaciones políticas. Pero lo más destacado es el fantasma que ronda en torno a la bronca y el descontento por parte de los trabajadores, que suena tan fuerte en todas partes que a pesar de que no “aflojan” les quita el sueño y les produce pesadillas.
Esto hace recordar a un tipo de monos de África, que los lugareños, para atraparlos, hacen en las rocas un hueco con una entrada pequeña que solo pasa la mano abierta del mono, en cuyo interior colocan una fruta. Resulta que el mono mete la mano para agarrar la fruta pero el puño no puede salir del hueco, y en su afán de no perder su fruta no abre el puño, quedando así atrapado. Ahí, los lugareños, lo cazan. La burguesía, en el afán de obtener más y más ganancias, toma todo tipo de medidas, como por ejemplo el aumento constante de los precios, o impuestos asfixiantes a la propia clase trabajadora y al pueblo, con el objetivo central de aplastar cada vez más los salarios. Pero no advierten y no toman en cuenta que todo está en movimiento, y que hoy ya no tienen forma de frenar los reclamos, y saltan y chillan como monitos atrapados, vociferando por los medios “que se puede llegar a un punto sin retorno”. Pero el puño no lo abren. Actúan con una voracidad, se podría decir, por instinto, al decir de Marx: ”el leiv motive de la burguesía es la ganancia”.
Pero la lucha de clases es implacable, y no sólo se está tensando, sino que la clase obrera se presenta dispuesta a hacerles abrir la mano. En el contexto de todo este griterío, algunas voces lo demuestran más elocuentemente, como el caso del presidente de la UIA, De Mendiguren, (aquel que dijo: “se viene el rodrigazo”), quien paseó por cuanto programa político de radio y televisión hay, para afirmar que el fruto no lo iban a largar pero que estaban atrapados. Así lo expresaba en un programa del canal televisivo TN: “Nosotros, con las dos CGT no tenemos ninguna dificultad, tenemos buen diálogo y nos vamos a poner de acuerdo. El problema es que hay otros sectores y organizaciones de trabajadores que no conocemos. No se puede dialogar por empresa, y está la imposibilidad de dialogar porque tampoco están dispuesto a ello…”.
Está muy bueno que lo planteen porque amén de evidenciar las preocupaciones de la burguesía, demuestran que ya no les es tan fácil tomar una medida y que transcurra como ellos quieren. Y lo peor es que las debilidades que ya hace tiempo vienen teniendo, ahora no las pueden esconder, lo cual evidencia el avance de la lucha de la clase obrera y el pueblo.
Y no es para menos. En reiteradas ocasiones venimos afirmando, no sólo el papel de los sindicatos sino la imposibilidad que tienen ahora de jugar de bomberos, y menos aún de fuerza de choque contra los trabajadores.
La lucha autoconvocada ya viene gestando nuevas y legítimas organizaciones del proletariado que comienzan a afianzarse y a mandar en las empresas. La democracia directa de los trabajadores acatada en algunos casos e impulsadas en otros por delegados de base que han roto definitivamente con los gremios obteniendo la independencia de las estructuras burguesas, vienen dando forma y gestando un nuevo movimiento obrero revolucionario que recupera las más ricas tradiciones de nuestra histórica clase obrera que le diera el sello distintivo de rebeldía siendo la protagonista central de las grandes luchas y procesos políticos que conocemos del pasado. Es desde esta nueva base material que los golpes surten efecto y hacen “saludar” a la burguesía. Expresiones como las de De Mendiguren demuestran categóricamente el daño y el desgaste que comienza a inflingirles la lucha a la burguesía monopólica.
Existe una amplia vanguardia del proletariado que está marcando el camino, y que sin duda echará profundas raíces en el seno de todo el pueblo, donde se encontrará la unida necesaria para salir a dar las batallas políticas que el ahora demanda.