Las luchas y las movilizaciones se desenvuelven en toda la geografía de nuestro país a medida que la lucha de clases se agudiza más y más. La oligarquía financiera y el Estado y sus instituciones a su servicio, se desenmascaran; producto de una conducta cada vez más vertiginosa y dinámica catalizada en la lucha del pueblo, y que le da una agudeza que es marca registrada en estos tiempos.
En La Matanza, provincia de Buenos Aires (por detenernos en un lugar), un episodio policial con un joven asesinado por un policía retirado en una barriada populosa, desencadenó un estado de furia tal, que la movilización que exclamaba justicia se decidió tomar la comisaría. Como no pudo, se quemaron dos patrulleros. A los “responsables” del foro de seguridad de la zona los tiraron por la borda y al comisario lo trasladaron.
La movilización, que tras la muerte de una joven en el Hospital de Gonzales Catán pedía el esclarecimiento del hecho y justicia, terminó con el hospital tomado y la exigencia de renuncia de los responsables. Hay que aclarar que el personal del Hospital del kilómetro 32, también de Catan, está de paro.
Los choferes de la empresa de transporte público 620-382, conocida popularmente como El pingüinito, está de paro por el ataque a un chofer. Lo decretaron de forma inmediata tras una asamblea que se dio poco rato después de un ataque con intento de robo.
En el kilómetro 28, en plena ruta 3 en el ingreso a Villa Scasso, los vecinos de ese barrio cortaron la ruta en reclamo por los permanentes cortes de luz.
Todas estas movilizaciones se dieron en los últimos 10 días y son solamente una mínima muestra de la situación. Son diferentes expresiones pero tienen un denominador común: la falta de respuesta del gobierno a las soluciones demandadas, reclamo que se expresa en las calles y abiertamente, poniendo de manifiesto el hartazgo y la injustica reinantes.
A ello hay que sumarles la contaminación de las aguas, las inundaciones, el colapso de la salud pública y la educación, las condiciones del transporte y como corolario, la inflación, los impuestazos y los bolsillos cada vez más vacios, por carecer los trabajadores de salarios dignos.
Es decir que estas múltiples expresiones, aparentemente tan particulares y sectoriales, son en realidad, generales y nos abarcan a todos. Corresponde pues de modo inmediato y en consonancia con la conducta del pueblo, avanzar en niveles de unidad política, que si bien se está expresando y tejiendo, es necesario constituirla desde la unidad por abajo, desde la propia experiencia; para que estas múltiples acciones diseminadas por las barriadas populares, se conviertan en una acción colectiva y masiva que trace un camino y un cambio revolucionario.