El comienzo del ciclo lectivo en el Chaco, como en casi todo el país, se ha presentado accidentado y conflictivo. El motivo es que una vez más el gobierno retrasó el momento para discutir las condiciones salariales y de trabajo del sector docente.
Las exigencias del sector son las mínimas para el funcionamiento de las escuelas. Reclamamos un aumento al básico de 40%, en un solo pago y ahora, como primer paso para alcanzar la canasta familiar de $7000. Al mismo tiempo, que el Estado cumpla con su deber de asegurar las condiciones de aprendizaje dignas que merecen nuestros jóvenes, con partidas para el mantenimiento de las instituciones, montos actualizados para los comedores y el arreglo de los edificios escolares.
La oferta oficial siguió la maniobra típica de estos tiempos: pago en cuotas y porcentajes irrisorios. Lo que tenían disponible eran tres cuotas de $130.
La negativa de los trabajadores a aceptar semejante burla puso en evidencia lo peor de estos representantes de los intereses de los pocos, en contra de las necesidades de las mayorías. Nos tildaron de violentos por nuestras movilizaciones y plantearon que teníamos posiciones irreductibles, contrarias al diálogo que ellos proponían. Intentaron desactivar las protestas con amenazas y agresiones, hablaron de descuentos por días de paro y hasta de cesantías masivas.
La respuesta fue contundente. Los docentes no iniciamos las clases, y buscamos el apoyo de la comunidad educativa para fortalecer nuestro reclamo. Las asambleas en las instituciones y entre varias escuelas florecieron por todo el Chaco. Los debates dieron lugar a comunicaciones por los distintos medios disponibles y a movilizaciones que se hicieron sentir en los puntos mas distantes de la provincia. La autoconvocatoria fue la herramienta principal de organización de las bases docentes. El grito de los educadores era claro: Defendemos la escuela pública y la dignidad del trabajo docente!
En este conflicto, cada parte busca fortalecer sus posturas y acude a las armas que tiene a mano para imponerlas. El gobierno cuenta con sus socios de los sindicatos, con la prensa escrita y el amedrentamiento de los descuentos y las amenazas de cesantías. Nosotros tenemos las escuelas, las calles y las plazas. Salimos a luchar con nuestros colegas y con toda la comunidad. Nos encontramos con los otros sectores: empleados de la salud, judiciales, de la administración central, movimientos sociales. Entre todos nos enfrentamos al ajuste y a la represión del gobierno, salimos a reclamar por la riqueza que generamos como pueblo y que nos roban los grupos monopólicos.
Tenemos claro que nuestra posición es justa. Estamos construyendo una nueva educación pública, para una nueva sociedad sin explotación ni discriminación. Estamos luchando por una vida digna.