En la desesperación de las empresas por cerrar paritarias bajas, dan manotazos de ahogados y usan las misma herramientas de siempre, pero en el espiral ascendente de la lucha de clases les termina siendo contraproducente, y lo que pretendían que fuera un apriete para atemorizar a los trabajadores, los metalúrgicos en particular, se les da vuelta y se transforma en una punta de lanza de los metalúrgicos que abren las paritarias con dos plantas tomadas como ocurre en las plantas de MATER FER y FAESA.
Tanto en FAESA como en MATER FER los obreros saben que han cerrado negocios enormes y que lo pretenden hacer con la mano de obra más barata que se pueda.
Las metalúrgicas que se dedican a la fabricación de autopartes, que en la provincia son la mayoría, todas han firmado contrato millonarios con planes de por lo menos tres años y aquí el mayor problema que tienen, puesto que a mayor concentración económica, mayor debilidad política, y en una rama de la industria en la que los obreros son unos de los más atrasados en sueldos, sumado a que así y todo a muchísimos compañeros metalúrgicos también les han empezado a sacar plata con el impuesto a las ganancias. Es un gremio en el que la bronca desborda todas las iniciativas de las empresas y esa bronca se convierte en una fuerza incontenible que empieza a encontrar mayores niveles de organización y unidad que les permite levantar la mirada.
En estas fábricas una iniciativa de las empresas se transformó en una avanzada de los obreros que en un primer momento declamaban lo que les correspondía por el despido y ahora piden reincorporación de todos, mejores condiciones de trabajo y 32% de aumento.
Hoy se realizan en todas las fabricas metalúrgicas asambleas por la apertura de las paritarias y el piso son la iniciativa de los compañeros de MATER FER y FAESA.