La UNASUR y otras instancias orgánicas y políticas fueron promocionadas por el gobierno y repetidores a coro seudo progresistas, como la necesaria unidad de los gobiernos latinoamericanos enrolados en el “antimperialismo”.
Otra mentira más que no resiste la fuerza de los negocios imperialistas.
Cada política emanada de los Estados burgueses como el argentino, o bien responde al acorralamiento producto de la lucha de clases del pueblo, o bien es delineada por las decisiones tomadas en los despachos de las transnacionales.
Un claro ejemplo de lo que venimos afirmando constantemente (ver nota del 02-06-2012, sobre la “nacionalización de YPF” en esta misma página), salta a la vista claramente con el conflicto surgido entre el Estado Argentino y el Estado Ecuatoriano, del que tanto la presidenta Cristina Kirchner como el presidente Rafael Correa de Ecuador han omitido pronunciarse.
Ambos prefirieron “mandar al frente” a respectivos alfiles.
En el caso de Argentina, el que abrió la boca, o mejor dicho, escribió la carta, fue Galuccio, actual presidente de la “nacionalizada” YPF, reclamando a los litigantes ecuatorianos que en forma inmediata cesen el embargo de los activos de Chevron en Argentina, para que esta empresa pueda poner en funcionamiento inmediato la planta de extracción de petróleo y gas shale en El Trapial (ver nota de fecha 26-03-2013 en esta misma página).
El embargo de 18.700 millones de dólares que la justicia ecuatoriana solicitó al Estado argentino que aplique sobre los activos de dicha empresa, se debe a una masiva contaminación de 50.000 hectáreas en la región del Amazonia por la extracción de petróleo en Ecuador, generada por le empresa Texaco y encubierta por Chevron mediante la compra del yacimiento.
Así el Estado argentino, a través del Sr. Galuccio, aparece como el custodio y fuerza de choque de los intereses de Chevron.
Obviamente no importan la justicia, la contaminación, la muerte, el envenenamiento, la destrucción, la suerte del pueblo ecuatoriano, el destino de los hermanos latinoamericanos, el UNASUR, el antimperialismo y demás. Para la burguesía monopolista y el Estado y gobierno argentinos a su servicio, todas estas son “huevadas para la gilada”. Lo único que importa son los negocios de Chevron.
¿Es necesario agregar más?