El lunes 1° de abril, a instancias de la iniciativa de varios grupos barriales de diferentes zonas del oeste de Buenos Aires, se ha coronado una jornada de lucha. La asamblea popular autoconvocada bloqueó las puertas del Ceamse, en la localidad de González Catán. Una fila de más de treinta camiones recolectores cargados de residuos no pudieron acceder al gran basural instalado en medio de un populoso barrio, corroído por la mugre, el olor rancio, la contaminación y la decidida negación de parte de los Estados municipal, provincial y nacional de hacer algo por las demandas de abajo.
Justamente porque allí, en semejante basural, cuya altura supera ya los 60 metros y su longitud tiene más de 1 kilómetro, se asienta uno de los negocios más rentables de la intendencia del Partido de la Matanza; negocio en el que convergen no sólo los desechos hogareños, sino sustancias químicas, desechos y residuos patológicos, además de aceites industriales y otras tantas sustancias seriamente dañinas para la población provenientes de diferentes empresas.
Un camión transporta un promedio de 5 toneladas de residuos. Ingresan aproximadamente 300 camiones por jornada lo que da un tonelaje aproximado de 1.500 tn. de basura diaria. Por cada tonelada de residuos se paga una tarifa general de 25 dólares, cuya suma da la cifra de 37.500 dólares diarios que, traducidos en pesos y solo al “dólar oficial”, da una cifra cercana a los 200.000 dólares diarios. El Ceamse es, pues, una fuente de dinero fresco que se destina vaya a saber para qué cosa, pero de ninguna manera para solucionar la absoluta falta de iluminación, la pavimentación, las redes pluviales, etc. de la avenida Escarlatti (avenida en la que está emplazado el predio) a todo lo largo de sus 3 kilómetros de extensión.
Según la investigación que los propios vecinos de la zona han hecho, el convenio con el Ceamse prevé hacerse cargo de todas estas cuestiones; sin embargo pasan los años y ninguna obra se hace presente. Pero aun peor que ello, es que en las boletas del impuesto inmobiliario municipal hay un recargo por realización de obras, precisamente de las que tenia que hacerse cargo el Ceamse. O sea que también en el plano impositivo se consuma la estafa. Tenemos por un lado a la intendencia de La Matanza; por otro al Ceamse como una institución nacional; y también al gobierno provincial como recaudador impositivo.
¿Quién más falta? Están todos, ninguno está ausente. ¿Quién puede afirmar lo contrario? El Estado está presente en toda su dimensión, es decir en la dimensión de un negocio de más de doscientos mil pesos diarios. Su única preocupación es esa. Por ser el Estado del gran capital y para el gran capital, su única función política es el negocio a costa de la desidia del pueblo, a costa del padecimiento que generan sus políticas.
La asamblea, que funcionó durante el bloqueo, debatió este tema y centralmente las acciones futuras para enfrentar esta situación. Dada la efectividad de esta medida el acento fue puesto en la unidad y en la necesidad de la acción y conducta independientes, al margen de las reglas de juego del sistema y con la soberana decisión de ir por más. Por unanimidad se resolvió una movilización y bloqueo con corte para el sábado 20 de abril con la sumatoria de más y más vecinos pues, de lo que centralmente se trata, es de unificar todo el torrente de luchas que históricamente se vienen dando en todo el oeste; que, pese a su variedad, todas convergen en la cuestión esencial de la dignidad pero que, al mismo tiempo, debido su dispersión, no canalizan con contundencia sus demandas que ya son más que un reclamo y se van convirtiendo en una confrontación de poder.
El hartazgo por tantos años de de burla, saqueo, estafa; la indignación por tanta injusticia y basureo; el oprobio de un sistema político, económico y social putrefacto encuentra en la organización política del pueblo un poder que se le opone en la búsqueda de una vida digna, cada vez más dispuesto a la unidad y la organización, profundamente democrático y seriamente decidido a encontrar los caminos del cambio real.
Entramos en una situación donde las masas no quieren y los de arriba no pueden. En este transcurrir, todas las decisiones y las definiciones de fondo deben hacerse en el marco de la acción, al calor de debates francos, abiertos y fraternos en sintonía abierta con las masas.
La solución está en nuestras manos, se repitió en más de una oportunidad durante la asamblea. El significado profundo que tiene esta conclusión es, en su esencia, enteramente revolucionario. Hacia allá vamos.