Y mientras el gobierno nacional, Scioli, Macri y demás funcionarios de gobierno, siguen intentando por todos los medios despegarse de las responsabilidades, una enorme cantidad de argentinos se movilizan solidariamente frente a la desazón de miles de compatriotas que han perdido todo, incluyendo en muchos caso hasta sus seres queridos.
Se anuncian medidas de gobierno, pretendiendo demostrar una determinada preocupación. Pero como todos ya sabemos y conocemos, en realidad son medidas para que luego, todo siga igual que antes. Pasa que, estamos frente a un estado y un gobierno al servicio de los monopolios, donde sus intereses políticos y económicos están puestos en los grandes negociados que la oligarquía financiera desarrolla en nuestro país. Y por lo tanto ¿qué importancia tiene para el estado monopólico el bienestar de la población trabajadora? Los fondos del Estado son destinados a rajatablas para subsidios a las grandes empresas, y para inversiones en infraestructura para garantizar la comercialización y el transporte de la producción industrial.
Una inmensa mayoría de la población de Buenos Aires, todavía no poseen los servicios básicos en sus viviendas, como ser agua de red, gas natural o cloacas, y ni hablar de los asfaltos. Pero si están garantizadas las rutas y los caminos que permiten trasladar lo producido de los parques industriales, como así también están garantizados la infraestructura energética para dichas industrias.
Para dar algunos ejemplos de esta realidad, en la argentina esta previsto para el año 2013, según datos oficiales, un gasto del presupuesto del estado de $41.700 millones dirigidos al financiamiento de la política energética.
Al igual que en el transporte, mientras sucedía la tragedia de once, que dejo 51 muerte, la empresa TBA que tenia la concesión hasta ese momento de las líneas mitre y sarmiento de trenes, había recibido del estado por «subsidio a la explotación» aproximadamente 3.000 millones de pesos, mientras que el tren que causo el desastre no estaba en condiciones de circulación por la falta de mantenimiento y por defecto en el sistema de frenos.
Otro ejemplo son los subsidios a las empresas alimenticias, donde para poner solo un ejemplo, pese a los millonarios subsidios siguen los aumentos de precios. Durante el año pasado el gobierno gasto más de 1300 millones de pesos en subsidiar a las empresas lácteas, con $96 millones para Sancor y $122 para La Serenísima, y sin embargo durante ese periodo, los precios de sus productos aumentaron más de un 30%.
Otro dato relevante es el análisis del instituto IDESA (Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina), donde según su informe, las principales 500 empresas del país, reciben montos del Estado, equivalentes al 25% del pago de salarios de dichas empresas.
Todas estas son muestras de lo que tantas veces decimos: un Estado al servicio de los monopolios en absoluto desmedro de las necesidades del pueblo.