En los últimos meses la despótica oligarquía financiera y su régimen de dominación, el sistema parlamentario representativo burgués y sus instituciones, ha agudizado su crisis política y su ilegitimidad en manos de la creciente movilización de la clase obrera y el pueblo.
Cientos de miles de empleados estatales, docentes, salud, justicia y servicios de todo el país en paros y movilizaciones en lucha por salarios y condiciones de trabajo.
La largamente sostenida lucha de los trabajadores del petróleo en el golfo de San Jorge que no dan tregua a las petroleras y al Estado a su servicio. Sus “Ceos”, desconcertados, ordenan a la justicia “reflexionar sobre su conducta frente al conflicto” que no les permite desarrollar sus negocios “normalmente” a la vez mandan a sus universidades a estudiar – tal como un bicho o espécimen raro- la razones del por qué los trabajadores y el pueblo no se resignan a vivir en estado de miseria y despojados de futuro.
El estado deliberativo y los cientos de conflictos que a diario se desarrollan en las fábricas por salario, condiciones de trabajo y el impuesto al trabajo, junto a la estrepitosa profundización del desprestigio de la burocracia sindical funcional a las empresas y la creciente organización independiente de trabajadores acosan, como espectros, los negocios de los monopolios y a sus sirvientes de siempre –políticos y sindicalistas-.
Las comunidades Wichis del noreste formoseño, sin sus demandas resueltas y terminada la tregua de 10 días, retomaron el control de los pozos petroleros, nuevamente cerraron las válvulas para impedir el bombeo de crudo y bloquearon las rutas de la provincia. Mientras que los pueblos originarios en todo el país robustecen la lucha y su movilización contra el despojo y la exclusión.
La democracia directa y la autoconvocatoria se instalan y se desarrollan incesantemente en todo el país. Se afianzan y son asumidas por las clases populares como la única forma organizativa para conquistar sus reivindicaciones y avanzan en la unidad en la lucha contra el enemigo político común.
Sumado a esto, la catástrofe social y humanitaria en que se encuentran cientos de miles de argentinos producida por las últimas inundaciones en la ciudad capital – C.A.B.A. –, la provincia de Buenos Aires y la cuidad de La Plata y alrededores producto del sometimiento a la ganancia capitalista de todos los gobiernos ha permitido visibilizar con claridad lo que siempre estuvo, la gigantesca capacidad de nuestro pueblo de tomar la resolución de los problemas en sus manos que dejan al desnudo la cruel corrupción y la degradación moral de los políticos burgueses y el carácter y la función del Estado en la etapa actual del capitalismo.
El actual escenario de lucha deja a las claras que el traje chico de democracia burguesa y sus instituciones ya no alcanza a la burguesía para contener las aspiraciones políticas y sociales del pueblo y los trabajadores. Preanunciando, para los próximos meses, acontecimientos de dimensiones imprevisibles en la lucha de clases. Acontecimientos que se presentaran llenos de contradicciones propias de las aún dominantes visiones políticas sectoriales y corporativas del movimiento pero que esencialmente demandan que el nuevo orden naciente de de la autoconvocatoria y la democracia directa empiece a ocupar el centro del escenario en la resolución de los grandes problemas nacionales.
Para lo cual debe transitar en el marco de la lucha y la movilización los caminos de la unidad política y contra el Estado, el afianzamiento y ampliación a todo el pueblo, avanzar en todos los aspectos de la organización, en particular en dar un salto en la capacidad de autodefensa de las movilizaciones y nuestros barrios de frente a la represión estatal o para-estatal. Son las premisas que permitirán a todo el movimiento del pueblo avanzar en el camino de la revolución.