En la instalación de este proceso como lo dominante en cada confrontación contra los intereses del Estado de los monopolios y sus gobiernos, aparecen intentos de los dueños del poder por “recuperar” la credibilidad en las instituciones burguesas, esencialmente en el parlamentarismo burgués antidemocrático.
Ayer los políticos burgueses se pasearon por las calles para intentar darle “institucionalidad” a una protesta multitudinaria que atacó a la corrupción, a la inseguridad y a todo el dolor que se sufre en un sistema basado en la ganancia de unos pocos.
Los medios no oficiales se cansaron de mostrar las caras de las instituciones burguesas, sobre todo, políticos que como ratas vinieron a mostrarse y conseguir un voto. Los medios oficiales miraron para otro lado restando importancia a un estado de ánimo caliente en nuestro pueblo.
Nada se dijo de lo fundamental, de lo que aparece como lo nuevo, como revolucionario, nos referimos a la toma del ingenio La esperanza en Jujuy por parte de los obreros del establecimiento, mucho menos de la organización de base de los inundados, que se extiende en La Plata, y que fueron a golpear las puertas de las intendencias entablando debates de poder contra poder; pasó desapercibido el enfrentamiento de los obreros de la fábrica autopartista Lear contra toda la institucionalidad logrando en las calles y en su fábrica la conquista pretendida y reincorporando a todos los despedidos.
Cientos de luchas autoconvocadas en todo el país que llevan el germen de lo revolucionario porque van instalando organizaciones de base y de poder genuinas que aunque no se vean a los ojos desprevenidos son los mecanismos que marcan la diferencia con legítimas autoconvocatorias que aún no se plantan como expresión de un nuevo poder revolucionario.
“Los organizadores” del 18A llamaron a los políticos burgueses a participar y éstos ni cortos ni perezosos fueron, intentaron meter una cuña entre la autoconvocatoria revolucionaria que va haciendo pie e instalándose desde “el pie”, es decir como organización de base y de poder y la autoconvocatoria que siendo legítima desde el sentimiento de una amplia participación se intentó montar la institucionalidad burguesa, darle credibilidad y asestar un golpe a lo revolucionario que aparece. Ese intento fracasó, fue golpeado y ayer nuestro pueblo mostró todo su dolor a pesar del intento del poder burgués por institucionalizar la autoconvocatoria.
La crisis política e institucional que sufre el Estado de los monopolios es muy profunda. Gobierno y oposición sufren el embate de nuestro pueblo que reclama por todo.
En estas circunstancias la metodología autoconvocada se impone a lo largo y ancho del país dejando a un lado, en su experiencia práctica la democracia parlamentarista y aplicando la democracia directa. No hay lucha que se instale que no adopte lo nuevo y revolucionario que significa extender este proceso a lo largo y ancho del país.
Decíamos que en esta situación de lucha y de movilización nuestro pueblo se abre camino a lo nuevo, que en su esencia es ir creando las Instituciones del pueblo, es decir la asamblea, la elección de sus representantes removibles, el debate de la necesidad a resolver y el hecho de tomar la decisión de resolverlo, extienden las bases fundamentales de un nuevo poder, que a la vez serán las instituciones de una elevada democracia revolucionaria capaz de constituir un Estado revolucionario de las mayorías explotadas y oprimidas.