Vivimos una era donde la burguesía monopólica a nivel planetario ha alcanzado niveles de concentración económica impensados no hace mucho tiempo atrás, y con ello, la implementación de niveles de producción y explotación para la obtención de grandes masas de plusvalía producto del desarrollo tecnológico que sobre un producto terminado han pasado sobre él, hasta colocarlo en el mercado, miles de manos desde los más diversos países y “empresas”. Así, por ejemplo, tomando en esta nota a la industria automotriz, nos encontramos con que desde el acero, fabricación de blocks de motores, chapas, plásticos, químicos, electrónica, herramientas, circuitos computarizados, etc., confluyen de las más diversas empresas y lugares del mundo para finalizar en todas las terminales automotrices donde se cierra el ciclo productivo con el armado y listos para la venta.
Pero estas diversas empresas que “colaboraron” para que un automóvil esté terminado no son, ni más ni menos, que satélites dependientes de los grandes pulpos automotrices, como WW, Ford, General Motors, Toyota, Mercedes Benz, etc., que a su vez están fusionados o son los mismos capitales financieros que reinan parte del planeta, y que al mismo tiempo, incluso, juegan en otros rubros como la alimentación, el petróleo, armas, minería, medicamentos, bancos, etc.
Se muestran como gigantes omnipotentes con todo el poder supremo, y por si fuera poco han sacado a relucir a sus teóricos pseudoprogresistas y pseudomarxistas a que generen nuevas teorías de la inexistencia de la lucha de clases, nuevos sujetos históricos como los “pobres”, o las “muchedumbres”, para culminar con el fin de las ideologías, hablan de utopías como los más dignos utópicos, bien alejados del pensamiento científico, y hasta osan afirmar que el marxismo está perimido cuando los economistas burgueses leen hoy a Marx más que nunca antes en la historia.
Pero al lugar esencial que apuntan es a que la clase obrera industrial ha perdido peso, está fragmentada, que ya no existen las grandes fábricas de miles y miles de obreros, lo cual les quitó tanto poder que dejaron de ser la clase revolucionaria.
Cuánta porquería junta‼! Cuánta basura del vuelo de una gallina‼! Estos tipos, militantes rositas, inescrupulosos y contrarrevolucionarios, lo que no dicen pero que sí lo saben, es que la humanidad, como nunca antes, vive el despliegue del consumismo como en estos tiempos. Pero estos señores lo que esconden es que nunca como hoy la burguesía dependió tanto de la existencia de la clase obrera, nunca como hoy el proletariado estuvo tan concatenado en los circuitos productivos, como concatenada está la organización de la producción para que un producto llegue a la vidriera o a la góndola del supermercado.
Ahora bien, ¿qué pasa si en toda esa magistral maquinaria de súper explotación se rompe una pieza por más apariencia intrascendente que tenga? ¿Llega el producto final a la venta? Difícil, ¿no?. Pues bien, en la era de la cibernética, la tendencia histórica es a una ampliación constante de la proletarización de la sociedad; todo está atado entre sí; es una gran cadena que no puede darse ningún lujo de que se corte ningún eslabón de ella.
Es por ello que hoy en nuestro país los conflictos en las industrias no se dan ni se van a dar como en otros tiempos. Se expresan cortos, virulentos, y dependen de la firmeza y masividad; y si se dan así, terminan frenando la cadena de producción. Esa es la debilidad de la burguesía, que en el proletariado comienza a ser una fortaleza; y en política, al estar concatenada la producción, ésta es inherente a la unidad de la clase obrera, es la base material donde está asentada la perspectiva concreta de las próximas y grandes luchas del proletariado, que no serán de un carácter económico o economicista. Las grandes luchas y huelgas que se avecinan tendrán, inevitablemente y afortunadamente, un carácter político. Esa es la mirada y confianza que deben tener los obreros revolucionarios.
Nuestro proletariado no es un mármol o una ameba amorfa que está ajeno a todo el descontento e incredulidad que hoy tiene el pueblo argentino en este sistema putrefacto y decadente, MUY POR EL CONTRARIO, es en la producción donde la lucha de clases hoy vive una verdadera guerra de clases. Ahí se da día a día la pelea, el odio a este sistema. En cada fábrica se viven miles y miles de batallas “pequeñas”, pero que hora a hora se incrementan y que van erosionando al gigante con pies de barro, aunque a veces ni siquiera se llega a la huelga. Hoy esto no ocupa la escena política central; pero ¡¡¡ojo‼!, en el terreno mediático.
Sin embargo, para la burguesía monopólica, que es la que manda, tiene claro como clase cuál es hoy la madre de todas las dificultades y sus crisis. Esto explica las inflaciones, las peleas políticas entre burgueses, las diferentes reformas a sus propias Constituciones, las publicaciones de hechos de corrupción, etc.
El conflicto sucedido en LEAR días atrás, es la muestra de lo que afirmamos. Así lo narraban los obreros de la zona:
“EL TRIUNFO DE LOS TRABAJADORES EN LEAR
UNA GRAN BATALLA GANADA EN ZONA NORTE
Lear es un autopartista de las más importantes de zona norte. Su producción es totalmente consumida por Ford Argentina; allí se produce cableado para Focus y Ranger.
Desde hace más de un año los trabajadores de Lear vienen peleando un bono anual de 100 horas que la empresa, unilateralmente, dejó de pagar. Además se reclamaba por el pase a planta de los contratados, mejor calidad de baños, viáticos y otros puntos más. En el marco de esta lucha hace unas semanas se comenzó a trabajar a reglamento.
El viernes de la semana pasada la empresa arbitrariamente inventa un supuesto abandono de trabajo a 15 trabajadores, los cuales junto con el resto de sus compañeros participaban de una asamblea. De esta forma la empresa y el sindicato pretenden tomar la iniciativa del conflicto. Pero los trabajadores lejos de amedrentarse profundizan la lucha: se corta la autopista Panamericana, se para la producción, se cortan portones de acceso de los camiones. Los despedidos con sus familias, vecinos, amigos, y la gran solidaridad combativa de los trabajadores de la zona rodean a los trabajadores en lucha.
El SMATA manda su patota pero cientos de trabajadores se enfrentan y los repudian. Quieren meter cuña diciendo que todo se iba a solucionar, pero que a cambio tenían que renunciar los delegados. Pero los trabajadores son claros «acá no se negocia a las personas» y le dan otro revés al sindicato.
El martes la empresa Ford para la producción de Focus por el faltante de cables. Gerentes de Ford se hacen presentes en la planta y se pelean con los gerentes de Lear. El miércoles con una gran movilización de los trabajadores de Lear y con una gran solidaridad de los trabajadores de la zona se logra reincorporar a la totalidad de los compañeros a sus tareas de siempre bajo la conciliación obligatoria, pero ya la burguesía está herida.
Al cierre de esta nota los trabajadores cobraron la quincena, el premio de 100 horas, el retroactivo de los viáticos, con los viáticos al valor nuevo.
Esta gran pelea motiva y sirve de ejemplo a toda la clase obrera, en particular de zona norte, que ven en esta victoria un gran mojón de donde saltar a mayor organización y mayor solidaridad