Ayer se conoció la información que la Corte Suprema de Estados Unidos aceptó abordar el caso del grupo fabricante de automóviles alemán Daimler AG y decidir si debe responder en Norteamérica por las demandas contra su filial Mercedes Benz, acusada de complicidad en violaciones de los derechos humanos durante la dictadura militar en nuestro país.
Lo que ha probado esta causa es que la empresa tuvo un papel protagónico en la desaparición de obreros que eran empleados de la misma, en su planta ubicada en González Catán, provincia de Buenos Aires. Y que esta “complicidad” se extendió a otras empresas monopolistas que fueron las que, en definitiva, impulsaron e instalaron el terrorismo de Estado en la Argentina. Esta actuación de Mercedes Benz Argentina estuvo precedida por la del monopolio del acero Acindar, que en el histórico “Villazo” comandó a las fuerzas represivas oficiales y paraoficiales, así como al sindicato metalúrgico nacional, comandado por Lorenzo Miguel, para derrotar la huelga de los trabajadores de esa ciudad. Más aun: el ministro de economía designado por la dictadura militar fue José Alfredo Martínez de Hoz, presidente del grupo Acindar.
El proceso político de neto corte fascista abierto en 1976, consolidó el capitalismo monopolista de Estado en nuestro país. La derrota política de los militares y la vuelta a la democracia, producto de la movilización de masas, no frenó este proceso; muy por el contrario, el mismo siguió su marcha, no sin dificultades, tanto en los gobiernos de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde y los Kirchner. Las misma clase que llevó adelante el golpe militar en el 76 es la que continuó y continua en el poder; poniendo y sacando funcionarios en puestos claves de la burocracia estatal como ministerios y secretarías, en parlamentos, en la justicia, en los partidos políticos del sistema; en una palabra, en todos los estamentos del Estado capitalista que funciona y actúa como Estado de los monopolios, en el que un sector de la oligarquía financiera impone al conjunto social su dominación, más allá del gobierno que gane las elecciones.
Este curso se ha visto profundizado con la transnacionalización de la economía capitalista y el papel que las empresas monopolistas trasnacionales asumen en el dominio de esos Estados, cuestión que nuestro Partido viene analizando desde diferentes ópticas y en diferentes artículos.
La lucha por el poder político es la verdadera salida para los problemas de nuestro país, ya que mientras sigan gobernando los partidos del sistema, el poder seguirá en manos de una u otra facción de la oligarquía financiera. Los problemas de nuestro querido país no podrán ser resueltos si no derrocamos a esta burguesía monopolista que se ha demostrado solo gobierna en función de la ganancia, cuanto más rápida mejor, por lo que es capaz de destruir al Hombre y la Naturaleza en función de esa premisa. Solo una revolución política que derrote a la clase en el poder hará posible un gobierno de y por las mayorías.