La construcción del comité de base es un paso imprescindible para la constitución del poder local. Su conformación y funcionamiento es consecuencia de las condiciones en las que se desenvuelve la lucha de clases. Su necesidad no aparece en cualquier momento y circunstancia histórica, sino en determinada época histórica caracterizada por la decrepitud del la burguesía, dada su crisis política y su incapacidad y de gobernar como quisiera, y por el constante avance de la lucha y la movilización, de acción autoconvocada y la democracia directa, de la búsqueda de lo nuevo que esta ofensiva de masas manifiesta.
La decadencia de la burguesía tiene directa relación con la iniciativa histórica de los de abajo que, al calor de sus luchas, se desembarazan de la tutela institucional del Estado burgués y al mismo tiempo y agitadamente, rompen el manto ideológico de engaño con que la burguesía encubre sus políticas de explotación y miseria.
Esta época donde todo ello ocurre y donde la ofensiva de masas se hace mas y mas generalizada y donde la conducta insurreccional de pueblos enteros no solo asume expresiones de odio y bronca contra el poder dominante sino que a la vez actúa resolviendo cuestiones sociales y políticas que el propio Estado burgués es impotente de hacer por ser el Estado de la burguesía para los intereses de la burguesía. Esta época la caracterizamos como de situación revolucionaria, es decir cuando los de abajo no pueden y los de arriba no quieren.
No es esta cualquier época, las grandes confrontaciones contra el sistema capitalista ya están ocurriendo, no solo desde los debates y el estado deliberativo que impera, sino desde la acción misma, que debe ser caracterizada como revolucionaria. En esta época los embriones de una nueva sociedad comienzan a estar presentes a través de los comité de base. Su desarrollo está en directa relación con las formas que asume la acción revolucionaria del pueblo, pues es una herramienta esencialmente popular en las condiciones de la situación revolucionaria que caracterizamos.
Es producto de la época del protagonismo masivo de cientos de millones de personas en la búsqueda de una vida digna. Si partimos de esta premisa la conformación del comité de base no puede estar al margen de esta condición de principio sino se corre el riesgo de conformar una especie de superestructura que no nuclee más que algunas expresiones de vanguardia cocinándose en su propia salsa y al margen de la movilización es decir al margen de una política de poder local, dicho de otro modo un circulo político.
Es decir, deben conformarse como organismos de debate asambleario abierto, de la mano de la democracia directa, expresando la unidad política del pueblo a través de la unificación de ejes movilizadores mas sentidos y unificadores. Las necesidades de soluciones y las resoluciones que asuman por el camino de ir conformándose como órganos ejecutivos y legislativos, es decir verdaderas instituciones revolucionarias de poder, van de la mano de la participación del pueblo.
El comité de base surgido al calor de la movilización, debe ser un multiplicador de la misma, no solo convocarla, sino prepararla y predisponer la fuerza que ya posee para ello, pues el peso de su importancia es ser herramienta de poder revolucionario. En el camino de la ampliación de su fuerza y de su protagonismo el proyecto revolucionario debe estar presente sin vacilación en los comités de base, ahondado y profundizado el enfrentamiento que carcome las propias bases del sistema de dominación burguesa y prepara las bases del cambio revolucionario que se avecina.