El mes de mayo se ha iniciado de forma muy particular para todos los trabajadores y no sólo en nuestro país, al amparo del 1° de mayo, día del trabajador, sinónimo de las luchas emancipadoras de la clase obrera a nivel mundial.
Infinidad de manifestaciones recorrieron el planeta de punta a punta, en un contexto político favorable para las luchas proletarias, y de profunda debilidad y crisis para la burguesía monopolista.
El carácter monopolista del Estado, en donde las empresas monopólicas han cooptado todas sus instituciones en propio beneficio, es algo esencial que los trabajadores lo tenemos claro; así como el papel de los sindicatos, con discursos vaciados de contenido que se ponen la camiseta de las patronales y juegan en nuestra contra. Lo sabemos, lo vivimos, los combatimos.
Por abajo, en cada lugar de trabajo, en cada localidad, emergen los reclamos y una nueva organización, popular, revolucionaria, por fuera de los marcos institucionales del sistema, muestra que los trabajadores y el pueblo estamos poniendo nuestras expectativas en la lucha.
Todos los días en nuestro país se desata un nuevo conflicto social, y las necesidades de los trabajadores y el pueblo, se resuelven en la calle. La organización independiente de los trabajadores, que se está construyendo por abajo y por fuera de todas las instituciones de la burguesía, se fortalece cada vez más, constituyéndose como verdadera alternativa política a este sistema.
Luchas como la de los petroleros de Santa Cruz, los metalúrgicos de Tierra del Fuego, la de las comunidades aborígenes del norte del país, y el resto de las miles de luchas que se dan a diario en los diferentes parques industriales y en las barriadas, representan esta nueva oleada de trabajadores que se oponen a las políticas de la burguesía y a sus instituciones, generando prácticas de democracia directa, dando verdadera representación a los intereses de los trabajadores argentinos.
Cada lucha de la clase obrera y el pueblo, nuevamente, comienza a despertar en nuestra historia expectativas de un cambio revolucionario. La disputa es muy clara: las empresas monopólicas, con el gobierno y los sindicatos quieren implementar los planes de explotación. Por otro lado, los trabajadores y el pueblo con nuestra acción los condicionamos y no los dejamos gobernar.
Por más “garra” que le pongan tratando de presentarse como una “solución” a las demandas del pueblo, el escenario ya está planteado y es uno solo: la clase obrera y el pueblo ya elegimos: movilización y lucha.