En el día de ayer, el gobierno nacional anunció un amplísimo blanqueo de capitales por el cual se podrán ingresar al circuito legal capitales no declarados que no pagarán un solo impuesto ni serán sujetos a control alguno.
La operatoria “propone” comprar un bono creado a tal fin con dólar billete, el que podrá ser utilizado como una moneda más ya que podrá ser utilizado para transacciones de todo tipo y al valor nominal, garantizado por las reservas del Estado. “Serán nominativos, al portador, endosables”, aclaran por si hiciera falta.
El blanqueo apunta a que la burguesía monopolista, desde el Estado, se haga de dólares contantes y sonantes para seguir haciendo frente a los compromisos de la deuda, continuar garantizando la disponibilidad de esa moneda a las grandes empresas y, a su vez, “aspirar” los miles de millones de dólares que andan dando vueltas por fuera del control monopolista estatal.
La medida constituye una amnistía para el dinero proveniente de los negocios y los chanchullos que dicen combatir (como la droga, la trata, el contrabando, la evasión impositiva, etc.) al tiempo que mantienen firme el timón en el cobro del impuesto a las ganancias al salario, el cierre de las importaciones (para las pequeñas empresas -se entiende- muchos de ellos están realmente ahogados y a punto del colapso), los aumentos de tarifas y la inflación en general.
En todos lados nos hablan del aumento del dólar pero, en realidad lo que ocurre es la baja del peso.
El pueblo trabajador sufrirá un golpe demoledor al poder adquisitivo de nuestros salarios, más aún del que estamos sufriendo. Constituye esto una devaluación encubierta ya que el peso será, a partir de ahora, una moneda que seguirá perdiendo valor cotidianamente, más aún “compitiendo” con un instrumento monetario a valor dólar y respaldado por el Banco Central como una moneda más. El peso será así convertido en una cuasi moneda, un “patacón” como el de 2001, pero versión 2013.