Como hace más de 10 años, bajo la consigna “Chau minera”, la Asamblea de Vecinos Autoconvocados por el No a la Mina, como todos los días 4 de cada mes, volvió a concentrarse en la fría tarde patagónica de ayer en la plaza central para luego marchar por las calles de Esquel, exigiendo la revocación de la habilitación comercial que, hace un año atrás, el municipio le había otorgado a la empresa Yamana Gold (Minas Argentinas S.A) de origen canadiense, para extracción de oro y otros metales preciosos.
Bajo la sostenida movilización del pueblo esquelense, que cuenta en su haber la imposición del plebiscito de 2003 que prohibía la megaminería en la región y sin la licencia social de los argentinos, el consejo deliberante derogó la licencia comercial de las oficinas de la minera. El intendente, Rafael Williams, (pro minero) no sin antes tratar de “fundamentalistas a los autocovocados, firmó la resolución basada en la ordenanza que sancionó el año pasado el Concejo Deliberante que prohíbe en la jurisdicción de Esquel la habilitación comercial de empresas vinculadas a la actividad de la minería.
En tanto, una vecina autoconvocada por el No a la Mina manifestó que “nosotros estamos esperando que se retire la empresa minera de Esquel y que nos deje de asediar, para canalizar nuestras energías en pos de contribuir a la generación de otras actividades productivas y otras oportunidades de trabajo sustentable”
Y sostienen
Hoy la empresa minera se va:
1) Porque su presencia ha perturbado la paz social de Esquel promocionando mentiras, aprovechándose de las necesidades de personas desocupadas, denigrando a quienes les oponen resistencia, al enfrentamiento entre vecinos.
2) Porque muchos desocupados con una dignidad inmensa le dicen “no a la mina” y a las falsas promesas, ya que priorizan el cuidado del agua para las futuras generaciones.
3) Porque si una industria genera quinientos puestos de trabajo, pero hace desaparecer mil y, a la vez, se lleva las ganancias al exterior; aunque produzca un incremento de la actividad económica de la ciudad, no implica desarrollo; ya que no genera ni trabajo, ni inclusión, ni mejores condiciones de vida.
4) Porque este espejismo de falso crecimiento económico y la ilusión de desarrollo es el que generan las industrias extractivas y altamente contaminantes como la megaminería.
5) Porque de una vez por todas necesitamos ocuparnos de la desocupación sin engaños, impulsando actividades que de verdad sean productivas y sustentables, respetuosas del medio ambiente, que no atenten contra la salud de la población ni avasallen la democracia y la cultura de nuestra comunidad.
Por estas razones y las miles de luchas que llevan adelante en forma aislada nuestra clase obrera y el pueblo es que consideramos oportuno “abrir una etapa de debate entre todos aquellos que estamos enfrentados al sistema, conocernos las caras, comenzar a encontrar los caminos de unidad y avanzar sin desmayos hacia la conformación de una fuerza unitaria muy amplia que se disponga a extender su lucha sectorial y local totalmente aislada en una lucha, que por más pequeña y local que fuera, forme parte de un proyecto político que se propone un cambio radical del sistema.”