TIERRA DEL FUEGO ESTÁ QUE ARDE

La lucha en Tierra del Fuego muestra signos claros de ascenso que marcan, junto a los últimos sucesos acaecidos en Castelli, Chaco, el real estado en que se encuentra hoy la lucha de clases, a pesar de que la Presidenta Cristina Kirchner, con rimbombantes discursos, ayer se vanaglorió de que todo está bárbaro y que ni loca iba a recurrir a la represión, cuando aún estaba caliente el cuerpo del compañero Díaz asesinado en Castelli.

Pero la gravedad de los sucesos en Tierra del Fuego es enorme, donde a la crisis política que padece se le suma una crisis institucional de proporciones gigantescas.

Luego de la movilización y paro de los docentes el jueves pasado, se tomó la Casa de Gobierno derrotando a la represión con un saldo de más de 20 policías heridos, dos autos y una camioneta de transporte de tropas de la policía destrozados, al igual que un perro de policía matado a palos. La Casa de Gobierno sigue tomada aún, apoyados en un paro del viernes de todos los estatales y los choferes de transporte de colectivos.

El conflicto es claro: aumento salarial. El gobierno ofrece el 33% a los docentes, y estos exigen el 50%. El gobierno decretó la conciliación obligatoria, el sindicato acordó, pero las masas de docentes que son las que deciden la lucha y que están tomando la Casa de Gobierno, por asamblea decidieron no acatarla y convocaron a la continuidad de la toma de la Casa de Gobierno y un paro por 72 horas a partir de la semana entrante.

Esto no es nuevo en Tierra del Fuego. Esto es la continuidad de toda una serie de luchas de los más diversos sectores, sobre todo los metalúrgicos. Y la toma de la Casa de Gobierno no es un fenómeno aislado: para el 25 de mayo el gobierno suspendió todos los actos oficiales en esa provincia en conmemoración de la fecha por temor a la integridad de los funcionarios. El único festejo que hubo fue en el patio de la Casa de Gobierno hecho por los docentes que estaban tomando el lugar.

Aquí no hay fuegos de artificios, ni cantantes famosos que alegren la fiesta. Acá está la expresión de la real Argentina, de la inflación, del impuesto al salario, de la superexplotación. Aquí está la respuesta de un pueblo que marca la cancha y que interpreta que el 25 de mayo no hay nada que festejar fuera de la lucha.

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