No vamos a decir nada nuevo que nadie no sepa; no vamos a expresar una sensación de injusticia y hartazgo que no tenga ningún ser humano de este pueblo. Pero no podemos mantenernos al margen y dejar de sumarnos, así, al coro de millones de argentinos que estupefactos observamos cómo estos gobernantes, auténticos muñecos de tortas al servicio de los monopolios, con el más absoluto caradurismo y desparpajo hacen declaraciones e intentan tomar medidas echándole la culpa a cualquiera, incluido el azar, para tratar de evadir y zafar de las desgracias que le provocan al pueblo argentino las resultantes de sus políticas.
Animarse, como un acto reflejo, a detener e inculpar a dos obreros ferroviarios por el accidente de trenes en Castelar producido por el choque del tristemente célebre y emblemático tren Sarmiento, monumento si los hay a la decadencia y putrefacción de este sistema capitalista, donde los trabajadores viajan apiñados como moscas y en condiciones infrahumanas desde hace más de diez años (incluida la “década ganada”), es la más clara expresión del aventurerismo de estos seres despreciables.
Declarar como declaró el ministro Randazzo que “no se puede comparar este accidente que tan sólo tuvo tres muertos con el del 23 de febrero del 2012 que tuvo 52 muertos”, expresa el claro contenido de que los seres humanos para la burguesía son simplemente un número o una estadística, máxime cuando las causas de indefensión reiteran los hechos en el mismo escenario donde el número de las víctimas entre un accidente y otro es simplemente una cuestión fortuita; hasta un niño de 1º grado se da cuenta de eso.
Pero no menos grave son las afirmaciones “solidarias” de la presidenta, que con el más descarado oportunismo afirma sentir “bronca y impotencia” porque, según ella, están poniendo todos los recursos económicos, inversiones y recursos humanos; y “que pasen estas cosas me duele” dice; cuando todos sabemos a dónde está dirigida la rentabilidad que generamos todos los argentinos, es decir, a las multimillonarias ganancias que se llevan los monopolios. Pero, la muy cínica, sobre el pucho la escupida, dijo tener “sensaciones encontradas” porque mientras los familiares de las víctimas estaban inmersos en el dolor de la pérdida de sus seres queridos, “26 familias vivían la alegría y la felicidad porque les habían otorgado una vivienda” (¿).
Lo que pasa, señora presidenta, es que estar al frente en políticas de Estado nada es fortuito, sino que es la resultante de los intereses de clase que se representan; y le tendría que dar vergüenza que mientras nuestro pueblo se desangra en la lucha por la vida, por esta vida indigna, Ud. intenta, vanamente, poner el ejemplo de las 26 viviendas para justificar ya no sólo el saqueo sino la inoperancia. Pero no se haga problema, si necesita un asesoramiento, desde estas páginas le podemos dar una ayudita; no se gaste en “contrastes” o en “sensaciones encontradas”. No hay necesidad, señora presidenta, le podemos afirmar categóricamente que nuestro pueblo no es tonto ni imbécil para creer semejantes barbaridades, a las políticas emanadas desde las clases dominantes en general y de su gobierno en particular, hace rato nuestro pueblo las padece a diario.