Si no existiese la lucha y la movilización como principal herramienta para conquistar la dignidad del ser humano ¡qué difícil sería transitar por el sistema capitalista que sólo ofrece oscuridad para nuestras vidas!
Imaginemos por un segundo el resultado de la reunión que llevaron a cabo la presidenta Argentina y el ministro Brasileño para tratar un acuerdo sobre las automotrices que beneficie a las multinacionales de ambos lados de la frontera en medio de una protesta histórica autoconvocada con presencia mayoritaria de jóvenes, en 100 ciudades del hermano país y en donde cientos de miles salieron a decir ¡BASTA!
Por lo pronto el ministro anunció que se volvía de inmediato por los acontecimientos de su país, de «repente» la agenda se les cambió, se la impuso el pueblo movilizado.
Los «señores» de los monopolios automotrices, los señores de los bancos que realizan esas transacciones, y el séquito de funcionarios de los dos Estados que ellos controlan tenían que afrontar un problema que para muchos era «inesperado».
El motivo de la protesta, lo que desencadenó la explosión popular, comenzó con el intento del gobierno de aumentar las tarifas de transporte, en pocas horas comenzó a expresarse la sufriente vida del Hombre.
Decíamos que había que imaginarse el tratamiento del negocio automotriz como tantos otros cuando en una mesa de negociaciones esa oligarquía financiera tiene a un pueblo desbordado de bronca y de dolor y sus instrumentos de Estado, son incapaces de dar respuesta a tamaña afrenta. Imaginamos a estos señores que tienen que seguir con sus negocios pero atormentados por cada decisión que tienen que tomar. Esta oligarquía financiera que está sufriendo los embates de los pueblos en el mundo a la vez que hace negocios, sabe que está condicionada, vacila, duda y se agudizan sus contradicciones ante el BASTA que recorre el planeta.
En nuestro país, salvo ayer jueves, los hechos históricos del pueblo Brasileño se silenciaron y uno se pregunta ¿Por qué? ¿Acaso el gobierno de Lula y Dilma no eran un «ejemplo» a seguir para las fuerzas políticas parlamentaristas? ¿No eran sinónimos de progreso e «inclusión» social?
A nuestro entender la lucha del pueblo Brasileño fue acallada por el temor al contagio, el temor a que se caiga el velo de «que aquí no pasa nada» frase tan amiga del sistema y usada a discreción por toda la fuerza ideológica del sistema, la eterna subestimación al pueblo.
No importa que hayan pasado años para ésta explosión social, pero si pasó es porque detrás de ella se acumuló odio y dolor contra las minorías dominantes. Ya nada será igual en Brasil, pero tampoco en nuestro país y el mundo, no habrá medida que la oligarquía financiera y sus Estados puedan tomar sin que esté presente la voz de Brasil y de otros tantos pueblos que pujan por un sistema digno para el hombre.
Ahora vendrá la «discusión» que querrán imponer desde el poder, dirán que fue «espontánea», que remueve todo para no remover «nada», que hay que respetar la democracia parlamentarista que asegure la vigencia de las instituciones etc. etc.
Pero lo hecho, hecho está. De ahora en más el pueblo brasileño recorrerá su camino para encontrar una salida al sistema Capitalista y así como esas familias coreaban canciones argentinas vitoreando a nuestro pueblo por su disposición permanente a luchar, reivindicando a un Maradona contra un Pelé que salió a defender el sistema, también ese pueblo, al igual que el nuestro se preparará para otras grandes batallas que ya no sólo golpeen al sistema capitalista sino que encuentre los caminos para instalar un poder revolucionario de todo el pueblo contra las minorías explotadoras y opresoras.
Nos sale desde nuestro corazón un abrazo revolucionario a ese pueblo hermano que ha sabido dar una lección de lucha a los pueblos del mundo.