Mientras que el Gobierno y la oposición entablan sus guerras en el tema inflacionario, nuestro pueblo padece una vida cotidiana en donde el billete de cien pesos se pulveriza inmediatamente. Un escenario es el de ellos, el poder, y del otro lado el pueblo que con un salario indigno no llega a fin de mes. ¿Qué más da que las estadísticas vayan del 1% como a 1000% si en la vida las angustias pasan por la miserabilidad?
Por estos días el aumento aplicado a los alimentos ha sido durísimo, en todo caso ¿para que denunciar lo que todos ya sabemos? Quizás podríamos agregar que el capitalismo muestra su crueldad cuando a la vez que no se accede al alimento la mitad del mismo se tira a la basura.
En el planeta se producen 4000 mil millones de toneladas de alimentos y 2000 de ellas se tiran, ¡si leyó bien! 2000 a la basura. El capitalismo tiene que hacer rotar el producto y entre otras cosas aparece la “etiqueta” de fecha de vencimiento. Nos han acostumbrado tanto a ello que ya lo tomamos como algo normal, es más hasta nos han convencido que es para protegernos.
Es muy lógico que este sistema produzca alimentos de muy mala calidad que tengan vencimientos increíbles. El Plan Estratégico Agroalimentario impulsado por el Gobierno no es más que un plan de las multinacionales para seguir produciendo “productos con vencimiento”, que continúen con el derroche de las fuerzas productivas y que ataquen a la naturaleza hasta exprimirla definitivamente.
Pensamos en las serias posibilidades de producir alimentos de gran calidad y en escala que estén a la altura de aquellos dulces o salsas que se producen en las familias que aún mantienen por iniciativa propia la calidad de un alimento que no esté contaminado por la carrera del negocio. ¿Volver a la vieja granja? ¿Volver al primitivismo? ¿Volver al capitalismo de libre cambio? De ninguna manera, estamos hablando que con los miles de años de sociedad humana “alimentándose” una revolución social está en condiciones de liberar todas las fuerzas Hombre para producir alimentos “sin vencimiento”, sin tirar la mitad de lo que se produce.
Ni que hablar de los envoltorios de los productos que consumen papeles, colorantes, fletes etc. Más basura, menos alimento.
En una mañana como la de hoy, de densa niebla e invierno de por medio en donde los pueblos del mundo y el nuestro en particular viven convulsionados por avanzar en su dignidad, aparecen serias señales revolucionarias de cambios profundos en donde el pan sea el básico símbolo de una sociedad que lo produce y lo consume y que el alimento en general esté garantizado en su calidad y en su cantidad. Para salir del sistema capitalista que mantiene el primitivismo en la humanidad para producir ganancias para pocos, se hace necesario revertir la ecuación, no es idealismo actuar revolucionariamente para cambiar las bases del sistema social y lograr un sustento alimentario sano y sin derroche, en todo caso es idealismo seguir pensando que en este sistema capitalista primitivo y anárquico, un Plan Estratégico Agroalimentario que tiene al zorro en el gallinero dé soluciones al problema humanitario.