La lucha intermonopolista recrudece ante las medidas tomadas a favor de Chevron. Se ha generado una ofensiva de todas las multinacionales extractivas en busca de igualdad en la ventajas que recibe Chevron mientras los medios nacionales sólo se hacen eco de ladecisión de la canadiense Goldcorp de “suspender la campaña de exploración iniciada hace poco más de dos meses, por falta de financiamiento (por la baja internacional del precio de los metales) y la inconveniencia de aumentar las reservas ante la obligación de pagar un impuesto adicional por ellas, en virtud del gravamen recientemente sancionado por la Legislatura provincial”.
En ese marco, los 500 trabajadores del yacimiento Cerro Negro, que es operado por la minera Goldcorp, ubicado a 70 kilómetros al sudeste de Perito Moreno lanzaron, el último miércoles, un paro por tiempo indeterminado en reclamo por 80 despidos y denuncian que la compañía pretende llevar adelante un plan de despidos masivos que afectaría a cientos de trabajadores mineros y sus familias.
Desde el inicio de la medida de fuerza, los trabajadores tomaron el control del yacimiento y procedieron a desalojar todo el personal jerárquico de la compañía.
Desde la boca de la mina, que es controlada por los trabajadores, declaran “no van a mover una sola piedra hasta que no haya solución a nuestro pedidos” “no permitiremos que nuestro trabajo sea la variable de ajuste”, “no vamos a permitir que un solo compañero se quede sin trabajo”. La presente medida de fuerzas se enmarca en una larga lucha de los trabajadores por salarios, condiciones de vida, seguridad e higiene.
Durante el presente mes los trabajadores camioneros realizaron cortes y mantuvieron bloqueada la empresa durante 4 días para lograr el reencuadramiento del personal que maneja los camiones dentro del yacimiento.
El pretendido ajuste no significa que Goldcorp renunciará, a la “gallina de los huevos de oro”, nunca mejor dicho, que es tener vía libre para explotar intensivamente los recursos naturales de la provincia. La empresa no paga por lo que se lleva, deja todo contaminado, no remedia el ambiente y se llevará, a partir de los próximos meses, gracias a una nueva planta de procesamiento, 15 millones de dólares por día, sólo de oro, sin contar la plata y otros minerales secundarios.
Las cartas están echadas, pero el paño no es el mismo que el de la década del 90. La clase obrera no acepta extorsiones ni amenazas, ni está dispuesta a retroceder ni un tranco de pulga en sus derechos y su dignidad.