Por estos días, una sola pregunta recorre cada lugar de trabajo o ámbito de encuentro social, fuera cual fuese: ¿por qué todos los candidatos a las recientes elecciones se dan por ganadores? Por una cosa o por otra, con un argumento o con otro, cada uno encuentra un motivo para festejar… mientras millones nos preguntamos: ¿qué festejan?
Los “análisis” que nos presentan son inverosímiles: desde las evaluaciones de los resultados en la Antártida que realizara en el día de ayer la presidenta, hasta llegar a las proyecciones “de apoyo” que hipotéticamente les dan los votos.
Mientras las últimas “luces” del circo electoral comienzan a apagarse, recrudece con toda su fuerza la pésima vida que llevamos millones de argentinos; donde se sabe, se siente, qué la única posibilidad concreta de mejorarla es continuar avanzando en la lucha por nuestros derechos; y que en semejante marco de crisis política tenemos hoy una posibilidad material de arrancárselas (y ganárselas) a los monopolios y a su Estado.
El gobierno de la burguesía -en voz de la presidenta- y a través de los medios alcahuetes de desinformación, plantea que las movilizaciones y las luchas de acción directa e independientes de su tutela, son producto de quienes no entienden el “proyecto nacional y popular”, por culpa del lavado de cabeza que nos estarían haciendo los otros, los que responden a la corpo, etc., etc. Por otro lado, el multimedios malo, nos dicen que los que nos movilizamos y nos plantamos frente a los atropellos estamos atentando contra la democracia, contra las instituciones… igual a lo que estaría haciendo el gobierno…
En definitiva, toda una gran puesta en escena que busca esconder detrás de algunas contradicciones secundarias que todos ellos actúan con el mismo interés de clase, el interés de la burguesía monopolista; buscando ocultar que día a día y en todos los rincones del país, se están dando infinidades de luchas que golpean a los planes de los monopolios y no los deja acomodarse.
En un momento como este, en donde la confrontación comienza a ser la verdadera alternativa, es necesario avanzar y profundizar sobre los diferentes niveles de organización popular, trabajando concretamente por la unidad efectiva en lo político de la clase obrera y del pueblo.
Los modos de producción determinan las relaciones de producción, y en esta etapa, han llevado el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, a un nivel de socialización muy avanzado. Esto ha provocado nuevas formas de organización en la sociedad, que hoy se expresan de forma genuina en el movimiento de masas y sus conflictos. Hoy confluyen las antiguas con las nuevas formas de organización política de los trabajadores, llevándonos a una mayor participación política. Participación efectiva que la burguesía pretende encorsetar en sus juegos electorales, porque sabe del peligro que corre su dominación cuando la clase obrera comienza a ejercer su rol como clase y darle potencialidad a su propia fuerza.
Democracia directa y autoconvocatoria son las herramientas que está utilizando el pueblo como resultado de la acumulación política que viene desarrollando. Más allá de los discursos vacíos de contenido con que la burguesía pretende engañar al pueblo, las experiencias genuinas de las masas profundizan la crisis del sistema, sientan las bases necesarias para la organización de los trabajadores, y el embrión de un nuevo movimiento obrero, revolucionario, que seguirá avanzando en el desarrollo de la lucha de clases en nuestro país.