El aumento del piso para el impuesto al salario ha sido un avance producido por las luchas, la movilización y la presión popular que se tornó insoportable para el gobierno y la burguesía en general. La lucha de clases es implacable y en esta situación de ofensiva de parte de los trabajadores, la fuerza popular hizo retroceder en todas las líneas a los monopolios. En lo político, el gobierno tuvo que tirar al tacho de la basura todos los argumentos esgrimidos durante todo este tiempo sobre la imposibilidad de reducir el cobro del impuesto al salario. Incluso la «oposición» burguesa, en una actitud defensiva denuncia la resolución como una maniobra electoral en busca de votos. Toda la burguesía, en medio de la crisis política que se agiganta ante cada paso dado por el proletariado y el pueblo, muestra francamente mayor retroceso y no puede dejar de mostrar la espalda ante su enemigo de clase. En lo económico, tanto la burguesía como el Estado a su servicio, tienen que meter mano a sus dividendos para absorber el costo de la elevación del piso de dicho impuesto asumiendo nuevos impuestos a su renta. En lo ideológico, las ideas revolucionarias sobre la lucha de clases, la confrontación antagónica entre el trabajo asalariado y el capital, el papel del Estado al servicio de los monopolios, la inexistencia de una «oposición» por parte de los partidos burgueses electoralistas, la necesidad de profundizar la movilización, la lucha y el enfrentamiento a las políticas de los monopolios, la unidad de la clase obrera y el pueblo, se tonifican, se fortalecen y dan nuevas energías y solidez a los fundamentos de la necesidad de la revolución para que estas medidas sean un nuevo piso de avance en las conquistas y en el camino hacia la toma del poder.