Cuando en 2007/2008 se produce la crisis de las “hipotecas basura” y la explosión de la burbuja inmobiliaria, creció y se desarrolló la otra burbuja que se venía gestando: la burbuja alimentaria. Para explicarlo lo más sencillamente posible, se trata de la abierta especulación financiera que realizan un grupo de empresas agrícolas y bancarias a nivel mundial con los alimentos tales como el trigo, el maíz, el café, el cacao, el arroz. El precio de estos “commodities” ya no dependerían más de las buenas o malas cosechas, sino de la abierta especulación que los poseedores de títulos y “derivados” realizaran en el mercado financiero mundial. De esta manera, en el año 2008, el precio del arroz subió un 320%, el del trigo un 80%, el del maíz un 90% y no porque la producción mundial de esos productos hubiese bajado sensiblemente; por el contrario, habían subido, en mayor o en menor medida.
Las cuatro multinacionales de la alimentación (Cargill, Archer Daniels Midland (ADM), Bunge y Louis Dreyfus), controlan el 70 por ciento del comercio mundial de alimentos.
Estas, junto con Monsanto, ConAgra, Kroger CO y algunas otras suministran los insumos y luego comercializan los productos a través de Wal Mart, Carrefour, etc.
De esta forma, estas multinacionales controlan toda la cadena de producción y distribución, suministrando los insumos y acumulando los beneficios en la comercialización.
Al mismo tiempo, los bancos Bank of América, Goldman Sachs y JP Morgan; Credit Suisse, Deutsche Bank, HSBC, Rabobank, UBS, por su parte, ponen en circulación “contratos a futuro” que se prolongan indefinidamente. Así entonces, un contrato a futuro de venta de arroz, o de trigo, se convierten en un producto financiero como lo eran antes las hipotecas. Los fondos se negocian en el mercado, lo que no significa que se adquiera la propiedad del producto. La especulación transforma el acaparamiento físico del grano en un acaparamiento “virtual”, por lo que los especuladores (bancos, fondos de inversión, etc.) fijan el precio mundial de los productos, y acumulan los beneficios, aunque nunca hayan sembrado una semilla. Todo este proceso implica un intrincado entrecruzamiento de intereses entre los bancos, las empresas de insumo, de comercialización. Es decir, no es que unas producen y las otras especulan; todo el proceso es llevado adelante por los capitales industriales y bancarios.
Para tener una idea de la magnitud de este proceso, la cifra de capitales destinados a los commodities era de 5.000 millones de dólares en el año 2000 y en 2007 era de 175.000 millones de dólares.
Así como la especulación inmobiliaria hacía subir el precio de los inmuebles, la especulación financiera hacer subir el precio de los alimentos. Miles de millones de personas en el mundo estamos expuestas a los vaivenes de los precios en los alimentos dictados por una minúscula porción de la oligarquía financiera mundial.