En diversas notas hemos resaltado el cinismo con el que miembros o representantes de la oligarquía financiera (como el caso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner) suelen dirigirse públicamente a los oídos del público.
El caso de Gustavo Grobocopatel, cabeza de uno de los grupos agroindustriales más poderosos de Latinoamérica, es el que hoy nos ocupa.
En declaraciones recientes a la AFP, el ingeniero agrónomo de 51 años de edad dijo sin ruborizarse las siguientes frases:
“Somos agricultores sin tierra, porque la alquilamos; sin trabajo, porque lo tercerizamos; y sin capital, porque nos prestan el dinero.”
“Soy marxista, te podría decir.”, manifestó riéndose burlonamente.
Sin querer, pero con franqueza brutal, el gran burgués describió el mecanismo con el cual la oligarquía financiera hace sus negocios:
Distinto a lo que nos quiere hacer creer la presidenta con su séquito de alcahuetes quienes nos hablan de la oligarquía terrateniente a la cual dice enfrentar, el Sr. Grobocopatel, el más grande oligarca en producción granífera en nuestro país, afirma que llegó a donde está sin ser dueño de la tierra (Ver artículo “Plan estratégico agroalimentario…” en revista “La Comuna” Nº 70 página 9).
También dice el inefable ingeniero agrónomo que no cuenta con capital porque se lo prestan. Precisamente de eso se trata la producción monopolista a cargo de la oligarquía financiera internacional: recibir de parte de los bancos o del Estado el capital social generado por miles o millones de trabajadores de cualquier parte del mundo e invertirlo en medios de producción, y mano de obra para producir y así apoderarse privadamente de toda la plusvalía generada. De no tener nada, pasar a tener millones. La “mágica” fórmula imposible para otra clase que no sea la burguesía. En suma, trabajar con plata ajena como se dice en criollo. Oligarcas financieros, parásitos emblemáticos y característicos del capitalismo en su fase imperialista.
Por último afirma que tampoco tiene trabajo, porque lo terceriza. Éste es otro de los mecanismos del capital financiero. Al igual que los planetas giran alrededor del sol, varios capitales de menor envergadura giran alrededor del capital mayor. Sólo que contrariamente a como ocurre en el sistema solar en donde el sol alimenta con energía a todos los planetas, aquí son los trabajadores los que alimentan a los capitales menores y al capital mayor, quedándole a los primeros el magro sueldo.
Pero, tal como se plantea en el artículo citado de la revista La Comuna, el mismo Grobocopatel debe someterse a capitales aún mayores como son los casos de Cargill, Dreyfus, Bunge, ADM, Nidera, etc. que, como en un embudo, absorben toda la producción granaria y derivados (aceites, harinas, pellets y subproductos). Y hacemos notar esta relación entre capitales mayores y menores no para minimizar el protagonismo de Grobocopatel y su papel dentro de la oligarquía financiera, sino para encuadrar con su verdadera dimensión a los capitales llamados pesos pesados en la economía mundial, capaces de mover sumas superiores a las producidas por varios países.
Pero como nosotros, contrariamente al sarcasmo de Grobocopatel, sí somos marxistas y por virtud de esa ciencia no pueden engañarnos, decimos lo siguiente:
Los capitales, no son otra cosa que trabajo acumulado, se producen socialmente y son generados por los dueños de la fuerza de trabajo: los trabajadores. No puede haber capitalistas sin capitales, pero puede haber trabajo acumulado sin capitalistas. Trabajo que puede ser dirigido a la producción que satisfaga nuestras necesidades y nuestras aspiraciones a una mejor vida. Pues ése es el problema que debemos resolver como pueblo, liberarnos de los zánganos como Grobocopatel, y los burgueses accionistas de Cargill, Bunge, General Motors, Volkswagen, Barrick Gold, Chevron y cuanta empresa fabril, comercial y/o bancaria opere en nuestro país con su caterva de servidores y funcionarios del Estado, para entonces poder disfrutar del fruto de nuestro esfuerzo social.