La historia de la lucha de clases está surcada por infinidad de protagonistas, pero los principales son la clase obrera y el pueblo. La muerte de Nelson Mandela significa, entonces, la muerte de un luchador que fue dirigente y símbolo de la lucha del pueblo sudafricano en la lucha contra el apartheid; esa lucha provocó el apoyo de los pueblos del mundo, apoyo no solamente moral sino también material. En marco de la guerra fría, la actuación del Movimiento de Países no Alineados y las luchas contra el colonialismo, se produjo la fundación del Consejo Nacional Africano, organización de la que Mandela fue su impulsor y creador y que dirigió la lucha de su pueblo contra el régimen racista. La lucha por la dignidad humana tuvo en Mandela una expresión inequívoca de que cuando todo un pueblo marcha en pos de un objetivo, forja dirigentes cuya fortaleza está fundamentada en la fortaleza popular capaz de superar hasta las más brutales injusticias del sistema capitalista. Hoy, cuando toda la fanfarria imperialista mundial (la misma que sostuvo el régimen racista) se deshace en elogios y recordatorios absolutamente falsos haciendo gala de su hipocresía característica, los revolucionarios del mundo debemos recordar a Nelson Mandela como el líder de un pueblo que luchó y sigue luchando por la justicia, la libertad y la dignidad humanas.