El llamado conflicto policial que se ha extendido prácticamente en todo el país, es mucho más que eso. Se trata del conflicto que vive el Estado al servicio de los monopolios cuya estructura está apolillada en semejanza con la osteoporosis, enfermedad de los huesos que los corroe a tal punto que cualquier impacto produce su quebradura.
La institución policial que el Estado utiliza para la represión de las luchas populares levantó como propias las demandas que durante todo este tiempo vienen planteando los obreros, trabajadores en general y sectores populares movilizados por conquistar una vida digna.
Los policías y sus familias reclaman aumento de salarios, blanqueo de ingresos y pase al básico de adicionales que se pagan, posibilidad de acceso a planes de vivienda, justicia, pago de uniformes para ejercer sus funciones, etc. La voracidad de los monopolios es tal que para reducir los déficits fiscales que ellos mismos provocan no atienden ni siquiera a las propias herramientas represivas a las que también aplican el ajuste.
Para llevar adelante sus reclamos los policías, se acuartelaron, es decir, tomaron sus instalaciones, se reunieron en asambleas, decidieron colectivamente los pasos a dar, ante todo micrófono manifestaron que son autoconvocados. En una palabra, utilizaron todas las metodologías que vienen reprimiendo cuando los trabajadores y sectores populares, las aplican para llevar adelante sus luchas.
No es menor lo que ocurre. No puede pasar inadvertida que la impronta que las movilizaciones populares vienen instalando en la sociedad a fuerza de combates y luchas contra el poder de los monopolios, penetre en la institución represiva del propio Estado al servicio de los monopolios.
Esta conducta descrita que se mezcla con las actitudes mafiosas y lúmpenes de la institución policial son expresión cabal de la crisis estructural del Estado que sostiene el capitalismo en nuestro país.
Constituye un síntoma más que muestra inequívocamente la descomposición del Estado y esto es producto de la lucha de clases y de la impronta que esta lucha de clases marca a fuego en todo el contexto social.
Así como la policía mostró todos estos aspectos contradictorios y la profunda pudrición institucional, el resto de las instituciones estatales mostraron la incapacidad e inoperancia para hacer cumplir sus leyes, las cuales esgrimen y ponen en categorías de sacrosantas cuando se trata de luchas populares. Ningún medio de difusión, ningún funcionario burgués, ninguna institución burguesa salió a vociferar que se aplique el rigor de la ley burguesa contra los policías.
Se cometieron actos de sedición, insubordinación de la fuerza policial frente al poder político, paralización de la actividad bancaria, actos mafiosos contra comerciantes, atentados con arma de fuego a sede de gobierno (como en Catamarca) etc. Ante todo esto, el Estado (léase: el poder ejecutivo y el poder judicial), siempre presto y diligente para actuar en contra de las luchas y movilización popular, se mostró inepto, impotente y desarmado para poner orden y reanudar sus actividades de negocios a favor de los monopolios. ¿Qué pasará, de aquí en más, cuando quiera hacer cumplir sus leyes a favor de los monopolios ante la movilización popular? ¿Cómo verá el pueblo este contraste con la actitud tomada frente a la institución policial?
Por supuesto que esto que estamos diciendo no es novedoso, pues las leyes monopolistas están escritas para cumplimiento del pueblo y no para cumplimiento de los burgueses y los funcionarios de sus instituciones. Pero el nivel de profundidad en la falta de credibilidad del pueblo al que lleva esta situación es irreversible.
Esta profunda debilidad estructural, contribuye también a rifar varias de las figuras de recambio con las que contaba el armado de la política burguesa para el próximo mandato presidencial. En la conciencia de los trabajadores y pueblo en general, quedan grabadas a fuego todas estas expresiones ahondando aún más el desprestigio de todo el poder político e institucional y abona con nuevas fuerzas a la creciente movilización popular por los reclamos.
Ahora se plantean nuevas instancias, como por ejemplo en Catamarca con los estatales movilizados, en La Rioja contra las mineras, en la movilización de docentes y empleados públicos programada para esta semana en Rosario, etc., en donde le será mucho más difícil al Estado y en general a toda la burguesía, enfrentar las luchas contra el ajuste, por mejoras salariales y por una calidad de vida superior, pues los de abajo no estamos dispuestos a seguir viviendo como hasta ahora y los de arriba no pueden seguir viviendo como hasta ahora lo han venido haciendo.
El Ajuste está cuestionado y le será muy difícil a la burguesía aplicarlo.