Un nuevo tarifazo golpea los bolsillos de un gran porcentaje de los trabajadores en nuestro país, se trata del aumento de mas del 60% en las tarifas de colectivos que regirá a partir de enero en Capital Federal y Gran Buenos Aires, como seguidilla de un plan de ajuste a la población por parte del gobierno de los monopolios. En medio de un enardecimiento generalizado de la población tras los permanentes cortes de luz y agua, el gobierno de los monopolios aplica una nueva medida «nacional y popular», en un acto desesperado por llevar adelante los planes que les fueron designados por la oligarquía financiera. Al igual que en otras ocasiones, intentan lavar la medida de ajuste, llamando al tarifazo «quita de subsidios». Un intento absurdo que busca ocultar la verdadera esencia del ajuste, que es el de achicar los sueldos de todos los trabajadores argentinos, licuando con la inflación el poder adquisitivo de los salarios. Si hasta el nefasto y burócrata sindical Roberto Fernández, titular de la UTA, salió a defender la medida, diciendo: «Hay dos cosas: o se subsidia o se aumenta el boleto» «en todas partes del mundo el transporte es caro, incluso, el pasaje en otras provincias vale 4 pesos» «Tal vez no es el momento pero el boleto estaba muy barato», aseguró el gremialista. Con estas palabras el gobierno y sus secuaces intentan justificar lo injustificable, pretendiendo hacernos creer, que la política de subsidios que llevaron adelante durante todos estos años, fue para beneficiar al pueblo frenando, supuestamente, de esta manera los inminentes aumentos de tarifas. Ocultan que en realidad esa política, es nada más y nada menos que para beneficiar a las empresas, donde el estado gasta millones y millones de pesos diarios subsidiando a las mineras, las petroleras, las automotrices, las alimenticias, etc., a la vez que recorta cada vez mas el presupuesto para la salud y la educación publica. En los marcos del sistema capitalista, todo gira en función de los negocios y la ganancia. Los servicios públicos, también están dentro de ese parámetro y mientras lo que debería ser un derecho como el agua, la luz, el gas y el transporte publico de calidad, la burguesía y su gobierno, lo han convertido en un gran negocio, donde los subsidios del estado pasaron a ser un gran banquete del cual se alimentan y se disputan los monopolios. No hay subsidio alguno a las empresas monopólicas, que beneficie al pueblo, por el contrario toda esa masa de dinero que recauda el estado con el cobro de impuestos a la población y que va a parar a los negocios monopólicos es plata que se le esta robando directamente a la clase obrera y al pueblo. Y la supuesta «quita de subsidios», más bien llamada tarifazo, no es más que una nueva metida de manos a los bolsillos de los trabajadores argentinos.