De toda la parrafada de dislates e incoherencias del discurso presidencial de ayer, hay una frase muy pequeña que resume la intencionalidad del gobierno.
Refiriéndose a las medidas de control de precios impulsada por su administración, la Presidenta dijo: “Y en esto, los sindicatos no pueden estar ajenos. Porque los primeros patos de la boda en toda crisis, obviamente, son los trabajadores, siempre”. A confesión de parte…
Porque de todo el palabrerío escuchado, lo concreto y lo que importa es la confirmación de que el gobierno nacional pretende que los trabajadores y el pueblo paguemos los platos rotos. El anunciado aumento de un poco más de 11 por ciento a las jubilaciones y la reiteración de quita de subsidios (como ya había anticipado días antes Capitanich), anuncia que tras la devaluación de enero, la hoja de ruta del ajuste sigue adelante e intentará “planchar” los reclamos salariales y aumentar las tarifas de los servicios públicos.
El porcentaje de aumento jubilatorio es una clara señal de que el gobierno pretende limitar los reclamos a un 20/22%, adelantándose a los reclamos salariales que ya se están generalizando en un 40% mínimo de aumento; más allá de las declaraciones o intenciones de las cúpulas sindicales, por abajo los trabajadores comienzan a levantar ese porcentaje como un piso indispensable para pelear en algo los efectos de la inflación y de la devaluación.
Entonces, lo verdaderamente importante del discurso de ayer es que Cristina “marcó la cancha”; como ella mismo dijo, los empresarios y su “burguesía nacional” se han llenado los bolsillos y la devaluación ha significado que, de un plumazo, el costo de producción (es decir el costo de la mano de obra) ha bajado casi un 30%, sin contar la pérdida del poder adquisitivo sufrida por la desbocada inflación.
Como lo venimos sosteniendo, la pelea de fondo de la burguesía monopolista es contra la clase obrera. La confrontación que se avecina va mucho más allá de lograr un aumento salarial. Se trata de que los trabajadores “marquemos nuestra cancha” y reafirmemos la decisión de no retroceder ni ceder ninguna conquista. Por el contrario, seguir avanzando en el camino de la lucha y la unidad desde abajo para consolidar nuestras herramientas y profundizar el camino político independiente de la clase obrera argentina que desemboque en la aparición de una propuesta revolucionaria para todo el pueblo.