La tapa del diario Clarín del día de ayer titulaba: «QUINCE PROVINCIAS QUIEREN UN TOPE DEL 25% A LA SUBA SALARIAL». Esta noticia no es más que otro síntoma de debilidad política que expresa a las claras que están queriendo frenar la lucha de toda la clase trabajadora por aumentos de salarios que superen la inflación galopante de estas últimas semanas.
Tras cartón, el gobierno nacional expresó en voz de Capitanich que se deben ejecutar las negociaciones paritarias una vez al año, como viene sucediendo en los últimos diez años. Intentó responder así a lo que se hace sentir en muchos lugares de trabajo donde frente a la inflación, el reclamo salarial es permanente, porque se sabe del brutal ajuste al que nos están sometiendo.
Todas las maniobras y las declaraciones que se hacen en la superestructura política mediante sindicalistas, políticos, medios de información, son parte de las pretensiones de la burguesía de encorsetar la lucha dentro de los despachos de las instituciones burguesas, llámense empresa, sindicatos o gobierno.
Ellos se sacan los ojos a la hora de los negocios pero cuando se trata de atacar a la clase obrera y el pueblo no hacen más que ir todos con el mismo discurso de la crisis económica, ocultando que la verdadera crisis es política porque no pueden resolver el ajuste de un solo mazazo porque el pueblo no se los permite.
En este juego entran los «opositores», que arremeten contra el gobierno diciendo que se robaron todo y que se quedan sin billetera para sostener todo su aparato de corrupción y negocios espurios, pero sin atacar las instituciones burguesas; y desde el gobierno apuntan los caños con extorsiones hacía la clase obrera y el pueblo de que miremos como está la situación en el mundo… de que tenemos que cuidar nuestros trabajos… Los unos y los otros se manejan bajo el mismo discurso para ocultar la verdadera esencia de las cosas: la plusvalía la extraen a sangre y fuego de la clase obrera y el pueblo.
Por otro lado, lo que se expresa en la clase obrera, es la bronca y la firme decisión de salir a luchar por recuperar lo que mediante la voraz devaluación la burguesía nos arrebató. Sabemos que nunca habrá un salario digno para el trabajador en este sistema capitalista pero la lucha salarial hoy por hoy es cada vez más política, porque muestra la crudeza del Estado de los monopolios y a quién representa este Estado, y le permite a la clase obrera organizarse y golpear a la oligarquía financiera donde más le duele: las ganancias. En esta lucha por las conquistas, las ideas revolucionarias empujan hacía adelante, porque se contraponen a las concepciones y a las políticas del Estado Burgués e impulsan al Hombre a luchar y construir un futuro digno.