Las empresas Peugeot-Citroën y los Estados de Francia y China llegaron a un “acuerdo” tras firmar que las tres partes tendrán por igual el 14% de las acciones. En ellas los bancos pertenecientes a estos grupos y Estados se harán cargo de todo el paquete financiero. Desde ya el ministro Francés que estuvo presente resaltó las ventajas del acuerdo obviando lógicamente que en los últimos 12 años la empresa junto con la automotriz más grande del gigante asiático abrió tres complejos industriales abasteciendo ese mercado con mano de obra barata y cerrando las puertas de su empresa en la mismísima Francia por razonas obvias.
Imaginemos entonces en nuestro país quienes son los que toman las decisiones políticas detrás del escenario circense del parlamento. Veamos:
Por estos días la fuerte devaluación tuvo un claro perdedor, la clase obrera y el pueblo. Lo que se devaluó fue el salario.
Siguiendo con el tema automotriz, al devaluarse el salario y devaluarse la moneda la automotriz Peugeot-Citroën se hace competitiva en el mercado internacional, los acuerdos del Mercosur permiten a estas empresas una economía paralela dentro del mismo sistema capitalista, por la cual ciertas importaciones de autopartes obtienen beneficios sustanciosos a la hora de pasar por las fronteras. Recordemos que los parlamentos de estos países aprobaron exigencias de las multinacionales para facilitar con la Constitución en la mano el contrabando y tráfico de fuerzas de trabajo, fuerzas productivas, como nunca antes en nuestra historia.
Las decisiones políticas se toman planetariamente desde los verdaderos centros de ejecución que son las oficinas de la oligarquía financiera. En el caso de ésta semana a los ojos de todo el mundo, el ministro Francés sin sonrojarse se arrodilló ante un acuerdo de empresas, bancos y Estados avalando un proceso de concentración económica y centralización de capitales gigantescos cuya consecuencia a los pueblos la veremos en el corto y mediano plazo. En nuestro país y en sintonía con estos procesos, nuestros payasescos parlamentaristas amparados por las instituciones del Estado se chocan con la más cruda realidad de lucha de clases.
El escenario no es el mismo que el parisino, cuya clase obrera comienza a templar sus fuerzas; en nuestro país que no es la ciudad “luz” ni mucho menos, los protagonistas de la devaluación del salario no pueden dar la cara, tienen en la nuca el aliento de la embestida salarial que promete dar un nuevo paso adelante de un 2013 plagado de conquistas en la lucha.
Las reuniones de la oligarquía financiera en nuestro país en sintonía internacional se hacen en los marcos más oscuros, ruines, temerosos de mostrar su rostro ante una clase obrera que se está preparando para envestir una vez más la insolencia del gran capital.
No hay burguesía nacional, no hay gobierno nacional y popular en la época del Capitalismo Monopolista de Estado en todo caso lo que hay son los sirvientes de esa oligarquía financiera altamente concentrada planetariamente, que necesita desde el Estado frenar el ímpetu que viene de las entrañas de nuestro pueblo con un “discurso” andrajoso, plagado de estupidez populista que de ninguna manera frenará el torrente que se viene desde muy abajo y que pone el respeto y la dignidad del hombre como bandera inquebrantable de lucha.