Miles de empresas se vieron beneficiadas y respaldadas en los últimos años por el modelo productivo del gobierno nacional y popular. Tal es el caso de MABE –empresa de electrodomésticos con actividad comercial internacional- que tiene planta en San Luis y en el parque industrial Morón, produciendo la línea Patrick. Esta empresa, que fuera inaugurada el año pasado por la propia presidenta, muestra el verdadero rostro del modelo, que es la precarización y explotación de los trabajadores. Esto no tardó mucho en manifestarse dentro de la planta de Morón, donde se viene dando una profunda lucha de los trabajadores, que conquistaron mejores condiciones de trabajo categorías y reincorporaciones.
La intolerancia empresarial provocó nuevamente la persecución a los referentes de ese conflicto, y MABE Morón, mostrando nuevamente su carácter nacional y popular, culminó el 2013 con decenas de despedidos; lo mismo sucedió en su planta de San Luis, donde hubo 50 despidos.
Por supuesto que esto no salió a la luz porque “el modelo no genera ni puede generar desocupación de manera explícita”, y jurídicamente ellos inventan metodologías técnicas de cesantías, pero la realidad es que decenas de compañeros hoy están en la calle. Esmerados por desprenderse de su pasado bélico resiente, MABE Morón cambia su gerente brasilero para poner en su puesto a un mexicano, eliminando rispideces y allanando el terreno para el actual periodo productivo. Pero la triste novedad es que hoy tenemos que lamentar el accidente de un compañero, al cual se le cerró una prensa en la mano y que está siendo intervenido quirúrgicamente para su amputación. Queremos ser directos y contundentes en este sentido: no creemos en los accidentes laborales dentro del marco del capitalismo, ¡no existen!; hay miles de trabajadores heridos en nuestra historia, y en el marco de la productividad capitalista eso significa que constantemente estamos expuestos a que nuestra integridad sufra daños irreparables y como este compañero terminemos de la peor manera. El intercambio con el capital de nuestra fuerza de trabajo, implica que la agresión no sea solo la explotación sino la disposición de nuestro cuerpo a una interminable ruleta rusa, esperando la víctima de turno… No podemos disfrazar bajo la definición de accidente el genocidio que ellos implementan dentro de las fábricas.
La guerra declarada contra la clase obrera se pone cada vez más de manifiesto, como pasa en esta empresa; por eso debe preocuparnos seriamente cuando ellos hablan de reestructuración empresarial, o productiva o como la quieran llamar. Debe ocuparnos cada paso que ellos den, ya que siempre va a ser contra los trabajadores.
Como decía el CHE, no debemos confiar en ellos nada de nada; la lucha tiene idas y vueltas y cada conquista nos debe servir para dar otro paso. Hoy más que nunca, debemos afianzarnos en cada enseñanza que nos da la lucha, en el cuidado de cada compañero y en la preparación de las fuerzas para avanzar en la disputa del poder. En la disposición de todos los recursos que este país dispone y que nosotros producimos día a día -y que hoy están en manos del capital- para el día de mañana, con el poder en manos de la clase obrera y el pueblo, resolver los problemas que la burguesía no pretende resolver jamás.