La movilización masiva, la lucha permanente, el cuestionamiento y el hartazgo a las políticas del sistema, el estado asambleario y deliberativo tiñen la realidad de nuestro país. La lucha de clases se agudiza. Los resquebrajamientos que la situación provoca en las estructuras e instituciones de poder no se atemperan, ni se disimulan por más que la burguesía monopólica no deje de tener permanentes políticas en función de sus intereses. Por el contrario en este escenario de confrontación abierta contra sus políticas de clase se desnudan como nunca que sus intentos de minimizar lo más posible las iniciativas de lucha desde abajo y también mostrar una fortaleza política cada vez más impotente. El poder cierra filas en cuanto al achatamiento de los salarios y en este marco las paritarias no constituyen el fin de la lucha salarial para los trabajadores. Las paritarias son, ni más ni menos, que el ámbito de negociación institucional que ostenta la burguesía como herramienta que expresa sus intereses, es decir la santa alianza Empresas, burocracia sindical y gobierno. La lucha de los trabajadores va quebrando este marco institucional y al mismo tiempo creando en el seno de su clase nuevas herramientas de lucha y metodologías de acción para imponer sus demandas.
En este escenario la burguesía presurosa apura el cierre de las negociaciones paritarias docentes y metalúrgicas con la intencionalidad de establecer un promedio salarial que ya se les fue de las manos, intentando descomprimir la movilización, es decir, mostrar un escenario de control político que no detentan, pretendiendo desde arriba esconder el avance en todos los planos de la lucha. Las movilizaciones docentes han conquistado casi un 40% de aumentos. Las autoconvocatorias docentes en todo el país, que ya actúan con independencia dado el formidable movimiento político y organizativo que desde hace más de dos meses vienen desarrollando, no aceptan acuerdos realizados a sus espaldas y su lucha continuará aún a pesar de los aumentos conquistados, con movilizaciones, asambleas, es decir, más autoconvocatoria y unidad por abajo. Tal es el tono del quiebre por arriba. La UOM terminó cerrando con el mismo escenario de quiebre institucional del gremio docente; la UOM ya no puede disimular que hay empresas metalúrgicas que con la lucha de sus trabajadores han conquistado aumentos muy superiores a estos, por fuera de las paritarias, viéndose obligados a incorporarlos a los salarios. Tales conquistas se intentan esconder del mismo modo que se esconde el quiebre de la estructura gremial de la UOM que ya no puede contener el movimiento de los trabajadores, su iniciativa y metodología propia de clase que se conforma desde la unidad autoconvocada, la democracia directa y la acción directa.
Esta coyuntura donde la burguesía no puede contener la movilización, al cerrar estas paritarias e intentar poner sus números como la palabra final y definitiva respecto de los aumentos salariales, se recalienta aún más, dado que la lucha salarial no es como creen, un escenario de la superestructura. Al ritmo de una lucha política cada vez más masiva y frente al desarrollo de iniciativas de unidad, la autoconvocatoria y la democracia directa crece el torrente revolucionario que dará nuevos avances en la lucha por la conquista de una vida digna.