En el marco de una extendida lucha de clases que arrecia y se vigoriza; a medida que aumenta la lucha por una vida digna, por cambiar estas condiciones de vida; a medida que el oprobio y el hartazgo se materializan no sólo en movilizaciones y en descontentos, sino también en formas de lucha y metodologías políticas de masas, como son la democracia directa y la autoconvocatoria; a medida que se cristalizan organizaciones de lucha locales, comités de base, barriales, zonales, etc., ampliamente diseminados por nuestro país, en comisiones internas de nuevo tipo, en fábricas, empresas, hospitales, escuelas, etc., siendo una clara expresión del desarrollo de instituciones políticas populares de poder local (una clara expresión de la independencia política que los trabajadores y el pueblo van constituyendo frente a la decadencia del sistema capitalista), crece el Llamamiento 17 de Agosto.
La unidad política que se ensancha desde las múltiples iniciativas de acción y lucha que por abajo se dan, es la base y el fundamento de la unidad política revolucionaria que expresa el Llamamiento, y que quedó ampliamente ratificada en el formidable encuentro del 22 de Marzo en Resistencia.
Entendemos que el encuentro del Chaco, no sólo es la coronación de un proceso de unidad revolucionaria y la ratificación de los lineamientos planteados desde su conformación en agosto del año pasado, sino también el desarrollo del poder local y popular allí donde se plasme la unidad y la lucha por cambiar esta historia. Justamente, lo que ha coronado esta iniciativa, es el significativo carácter de unidad local desde abajo, que se ha constituido como uno de los ejes centrales de la acción del Llamamiento.
El sano carácter revolucionario que en ellos se han sintetizado debe ser conocido por millones. En esta situación de aguda crisis política, las piedras en el camino que la burguesía intentará poner en la construcción revolucionaria de masas, buscará sacarnos de la construcción por abajo y tentarnos con intenciones electorales y por arriba.
De allí que las volanteadas, las pintadas, la propaganda etc., deben estar en el seno mismo del pueblo sin ningún prejuicio y ampliamente. Masivas asambleas locales y múltiples iniciativas de jornadas nacionales, locales, zonales, regionales, etc., deben estar presentes en esta lucha por la construcción de la unidad revolucionaria, en esta lucha contra un enemigo débil pero, muy experimentado en causar daño.
El reclamo de los compañeros del Chaco en Plaza de Mayo, debe tener la mayor solidaridad popular desde el seno mismo de las experiencias de lucha que están en marcha. Es una iniciativa que vas mas allá del las organizaciones propias del Llamamiento. Desde la constitución de los Llamamientos regionales y zonales, debemos impulsar una extensa red de apoyo a su lucha y darla a conocer.
El Llamamiento existe allí donde la unidad y la lucha se conforman, pero debe existir también como expresión revolucionaria de esa unidad, de esa acción, de esa conformación de poder local que se constituye y busca avanzar por la resolución de sus problemas. Desde la salud hasta la educación, desde la luz hasta las inundaciones, desde la contaminación hasta el hambre y el saqueo de recursos, desde los aumentos salariales, hasta la derogación del impuesto al trabajo, es decir, el impuesto a las ganancias, desde los tarifazos y el ajuste, hasta la lucha contra la explotación y las condiciones de trabajo, desde la solidaridad hasta la más decidida autodefensa frente al robo, la droga, etc. Todas estas y muchas cuestiones más son sin duda, premisas revolucionarias insoslayables que surgen, reclaman a gritos y expresan el llamado decidido desde los trabajadores y el pueblo a cambiar esta historia.
En este sentido, el Llamamiento 17 de Agosto debe crecer, multiplicarse e ir incorporándose decididamente a las iniciativas por abajo y desarrollarse en todos lados. Si en todos lados hay lucha, construcción de la unidad, allí debe estar el Llamamiento. Es muy vasta la lucha de los trabajadores y el pueblo que tiene hoy horizontes muy extensos, que sólo una herramienta política revolucionaria surgida al calor de las autoconvocvatoria y la democracia directa puede desarrollar, en consonancia con el ímpetu que las mismas masas tienen, con la fuerza expresada en la conformación de esta herramienta.
La unidad de estos dos aspectos centrales, harán de la construcción revolucionaria una contundente fuerza política de millones, que canalice el rumbo hacia los cambios que todos anhelamos.