Esta ha sido una semana prolífera de “pornografía” electoral. Parecería ser que el apetito en ese “menú” se ha despertado en forma indomable. Todo anuncia un festival de escándalos y de luces de múltiples colores para ver quiénes serán los futuros “salvadores” del pueblo.
Mientras tanto en lo más profundo de la población la lucha por la vida es el norte cotidiano de cada hogar de trabajadores.
Pero éste proceso electoral ya no será el mismo al de otras épocas de la Democracia Burguesa.
A la falta de credibilidad del pueblo a todos los políticos y sus fuerzas que los “amparan” comienzan a aparecer en el gran escenario de la lucha de clases, las acciones y las ideas revolucionarias. Se vienen desparramando a lo largo y lo ancho del país nuevas metodologías de lucha y organización que comienzan a familiarizarse con las ideas de la lucha por el poder.
En los últimos tiempos la autoconvocatoria, la democracia directa, el estado asambleario en cada lucha, el debate que se produce ante hechos de la vida cotidiana como el de la inseguridad, el tema salarial, la inflación entre otros, van siendo acompañados por la ideas revolucionarias, es decir que en cada una de esas acciones los revolucionarios además de valorar esos enfrentamientos en sí mismos planteamos la necesidad de su continuidad y empujamos para que ese movimiento de masas se transforme en un poder popular que vaya midiendo fuerzas con el poder burgués e institucional cuyo marco parlamentario y electoral es su máxima expresión.
Lanzadas las “fieras” a la carnicería electoral los revolucionarios tenemos que persistir en el terreno que más y mejor conocemos que es el de seguir constituyendo en este proceso de luchas las INSTITUCIONES políticas del pueblo con capacidad de disputar palmo a palmo el poder burgués.
Muchas luces de colores, como ha sido siempre, intentarán distraer los serios intentos de unidad que se va ampliando con organizaciones políticas y sociales, que desde la autoconvocatoria se van gestando. Para que ello se siga fortificando hay que duplicar la apuesta de instalar esa unidad en cada fábrica, en cada barrio, en cada escuela, facultad etc.
Allí está la clave del verdadero desarrollo de la unidad política revolucionaria y entendemos que el Llamamiento 17 de agosto ha nacido para ser una alternativa a tanta miseria electoralista que anda dando vuelta y que debe alentar la expectativa con la fuerza de la acción revolucionaria de las masas.
Nada será fácil para un pueblo no acostumbrado a caminos de atajos en su historial de lucha, pero hoy tenemos vientos a favor cuando en ese andarivel de inmensas mayorías, asqueados de un sistema que hace agua por todos lados se levantan propuestas revolucionarias que penetran en lo más profundo de un pueblo expectante por una vida digna de vivirse.
Deberemos tener el timón firme ante una avalancha ideológica de todo el sistema por desviar lo que ha comenzado aún embrionariamente como revolucionario. Es más, tratarán de ahogar el intento de ese crecimiento atacando la unidad creada tanto por abajo y por arriba.
Nuestra táctica es profundizar la lucha, la organización política que de ella deviene, solidificar estas Instituciones y encaminar permanentemente este proceso hacia la lucha por el poder político creando y fortaleciendo las herramientas que el pueblo se va dando independientemente del aparato del Estado burgués.