A modo de reflexión, de pensar un país diferente. De ir soñando lo que tenemos por delante.
Mientras nuestra Presidente nos da un gran anuncio de “progreso” y se autoriza a funcionar a los Bitrenes, muchas preguntas nos vienen a la mente.
La misma jefa de Estado nos explica: «Es un camión que además de un acoplado se le agrega otro acoplado con un quinto eje, por lo que un mismo camión puede transportar el 80 por ciento más de carga [que un camión convencional]»,
Parece una comedia de enredos, el empresario Moyano (“camioneros”), empresarios de los bitrenes, empresarios de los neumáticos, ya que cada unidad lleva cubiertas por el valor de $200.000, etc. y a pesar de sus intereses políticos entrecruzados, acordaron un gran negocio que se lo llama “progreso”.
¿Se puede hablar de progreso cuando no entran en juego los intereses del ser humano y de la naturaleza?
La señora presidente nos da cifras de los “ahorros” en combustible, en el cuidado de las rutas, en el menor “costo” de los fletes y así una sucesión de “progreso en el sistema capitalista”.
De lo que no habló la señora Presidente es lo que esos camiones transportarán. Mucho menos de lo que implica para una sociedad humana la no utilización del ferrocarril como medio de transporte de pasajeros y de mercancías. De ello no se habla ni mucho menos de ese ferviente negocio que se entrelazan entre las decisiones de los monopolios, del Gobierno y de los sindicatos de producir para LA NADA.
En cuanto a las mercancías que se transportan en el capitalismo ¿cuánta basura es contenida en esos recorridos por las rutas argentinas? Mercancías que son transportadas por una carrera anárquica de competencia y de brutales negocios que poco tienen que ver con las necesidades de nuestra sociedad. ¿Cuánto derroche organizado con el traslado de esos productos que se hacen para exportar excedentes para el mundo a favor de cuatro o cinco monopolios que por ejemplo concentran la riqueza en la agro-industria? Se recorren millones de kilómetros con camiones que usan cubiertas por valores difícilmente de alcanzar por pequeñas y medianas empresas de transporte provocando de un día para otro un alto grado de concentración. Una unidad cuesta $1.000.000 actualmente, mientras que un Bitrén $2.5 millones
Sin embargo aquí no radica el problema fundamental.
El sistema capitalista extrae los capitales que en este caso, dijo la Presidente, “invertirán” en este medio de transporte con el dinero que se le roba al obrero en las horas que no le paga de su fuerza de trabajo. “Invierten” con nuestra riqueza que es la explotación de nuestra fuerza de trabajo.
Nos planteamos un sistema socialista que dé una respuesta inmediata al transporte de mercaderías y de la sociedad humana. No sabemos a ciencia cierta cómo será el largo plazo luego de la toma del poder. Pero el desarrollo del ferrocarril será un objetivo inmediato que permitirá en el corto plazo readecuar las fuerzas productivas Hombre. Una revolución socialista comenzará a producir mercaderías para el consumo de la sociedad, irá dejando a un lado el consumismo provocado por la ganancia de unos pocos monopolios. Una revolución cuyo poder esté en manos del pueblo comenzará un período histórico de verdadero progreso amigando al Hombre con el producto que fabrica y distribuye. Se irá dejando a un lado producir Nada para nadie. No se necesitarán Bitrenes, monstruos que atacan al Hombre y a la Naturaleza. Por el contrario, un Estado socialista, que será hijo de las actuales formas y metodologías de lucha que se están desplegando y cuyo norte fundamental es la Democracia Directa y la lucha y organización autoconvocada, permitirá ir introduciendo una planificación que se subordinará al interés de la sociedad humana y no ya al interés de unos cuantos monopolios y funcionarios afines al Estado Capitalista.
Ahora sí,…imaginemos ese transporte de mercadería para el uso de la sociedad transportados en trenes que lleguen a los puntos más lejanos de nuestra extensa superficie. Imaginemos la producción en los lugares en donde se encuentran los productos de la naturaleza y su transformación en productos trabajados por el hombre sin el sentido reaccionario de la ganancia y poniendo el acento en esa natural y sabia relación del Hombre con lo que lo rodea. Que interesante soñar un país en donde se pueda ir quebrando la diferencia antagónica entre el campo y la ciudad, en donde millones de compatriotas se reencuentren con sus cunas, orígenes, culturas y a la vez puedan potenciar la fuerza de una sociedad humana laboriosa.
La señora Presidente en su discurso ha sido consecuente y ha dicho que los Bitrenes son progreso. Para una revolución socialista que se viene amasando en innumerables luchas y enfrentamientos objetivos contra el sistema, los Bitrenes son una muestra acabada de la crisis Capitalista que se está hundiendo en el peor de los atrasos para la sociedad humana y su relación con la naturaleza. Son monstruos que transitarán las rutas argentinas haciendo gala de derroche de fuerzas productivas humanas y provocando un mayor y vertiginoso mal trato a la naturaleza. Pensemos qué significa producir solamente cubiertas para uno solo de éstos gigantes. Una aberración.
Es una época de revolución, de cambio necesario de desarrollo de fuerzas productivas que definitivamente elimine la injusta relación que existe en el capitalismo que unos pocos sean propietarios de todo contra las grandes mayorías que lo hacen todo y no tienen nada. No se puede hablar de progreso cuando la víctima es el hombre.