En ese camino de pensamiento tenemos la firme convicción de que la crisis que provoca el sistema capitalista agudizará la lucha de clases y tensará todas las fuerzas de un lado y del otro de la barricada.
La crisis que atraviesa la burguesía monopolista es eminentemente política, El Estado de los monopolios y su gobierno responden a la movilización con “iniciativas” de corto plazo y plagadas de idas y vueltas. Hasta hace pocos días la Presidente insinuaba paritarias de un 20% y la vida ha llevado a cerrarlas a un 30% con final abierto.
Para llevar adelante un proyecto las clases dominantes necesitan una amplia base social, necesitan de expresiones activas de una parte de la sociedad para sostener al menos una porción de los planes basados en las ganancias de los monopolios que ocupan un puesto dominante en el Estado.
Se pueden tomar acciones políticas de suspensiones y despidos eso es muy cierto y está pasando, pero ¿qué pasa cuando esas medidas no tienen esa base social NECESARIA para sostenerse en el tiempo?
Es lo nuevo que está apareciendo en la lucha de clases, a la respuesta que da la burguesía monopolista a innumerables luchas y conquistas de la clase obrera industrial y de todo el pueblo intentan responder echando más leña al fuego queriendo demostrar una fuerza que no la tienen. La base social a la que hacíamos referencia no es suficiente para que la clase dominante se “floree” con triunfos altisonantes. Por el contrario las respuestas de la clase obrera y del pueblo se elevan ya no solo al enfrentamiento más abierto sino que además se van desplegando las organizaciones autoconvocadas de democracia directa a lo largo y ancho del país.
Siguiendo con este razonamiento entendemos que a diferencia de épocas pasadas a esas respuestas miserables de la clase dominante hay que responder con más lucha y organización, reiteramos, la base social de la burguesía monopolista es extremadamente débil para tomar iniciativas que intenten aplacar la lucha por conquistas políticas y económicas del pueblo.
A lo largo y a lo ancho del país el poder necesita realizar constantemente sus negocios y así lo hace, esa es su génesis y no se detendrá hasta que se los desaloje del poder, pero hoy esos negocios los hace sobre un terreno minado, está hostigado en todos los planos, la sociedad en su mayoría, esa base social no está dispuesta a vivir en la indignidad.
A la ola despidos y de amenazas y extorsiones lo que tenemos bien presente es que son respuestas a la lucha que vienen llevando las masas . Es en este sentido que desde la organización autoconvocada ya existente y de la experiencia transitada hay que enfrentar esas “iniciativas” y ponerlos en caja. A coro toda la burguesía monopolista está quejándose para no perder privilegios y el gobierno es obediente a los mandatos de esas gerencias; pero ello tiene un alto costo político, que la base social cada vez se achique un poco más, ya que hay que desenmascararse a cada momento. Por un lado crean un ministerio de cultura y por otro cuando despiden en una fabrica dentro del establecimiento y con los obreros que quedan tienen que producir con policía, infantería y gendarmería dentro de los establecimientos, intentando crear un Estado terrorista que en vez de aquietar aguas provoca un estado de rebeldía superior que permite enfrentar con masividad las enclenques fuerzas políticas que sostienen ese estado policial. La lucha de clases irá incrementándose a diario porque ninguna medida que tome la burguesía monopolista se podrá sostener en el tiempo con el pueblo en la calle. Han entendido los de “arriba” que lo que está vigente es el golpe por golpe en un marco en donde están penetrando las ideas revolucionarias.