La profundización de la lucha de clases a partir del 22 de febrero pasado, con la marcha del Llamamiento 17 de Agosto y los movimientos sociales desde el Impenetrable hasta la ciudad de Resistencia y los duros enfrentamientos en Pampa del Indio de aborígenes y criollos contra las fuerzas represivas (que dejaron 25 policías heridos), demostraron que la organización y la masividad son el camino para enfrentar y hacer retroceder las violentas políticas de la burguesía.
Todo esto, junto a los masivos paros de todos los trabajadores estatales, docentes y judiciales, que ya llevan más de 40 días de conflicto, hacen del Chaco una de las provincias donde las movilizaciones de millares enfrentan las políticas de ajuste y hambre de la oligarquía financiera y sus gobiernos.
Consecuencia de la indomable conducta combativa del pueblo y los trabajadores, el gobierno de Bacileff Ivanoff ha lanzado una feroz represión a la movilizaciones y permanente persecución y judicialización de los referentes políticos y sociales, acusándolos de que hay en marcha una “conspiración destituyente”… Esto ha llevado a todo el movimiento a exigir la renuncia de gobernador y su gabinete.
La lucha empuja a un grado máximo la crisis política de toda la superestructura política de dominación chaqueña, alcanzando a todos los partidos políticos de la mentira y el “jueguito institucional”, incluso al partido de gobierno.
El fin de semana pasado, en un dramático y patético intento de la burguesía por tratar de desmantelar la explosión social que se avecina, llegó el ministro de gobierno nacional Capitanich, quien llamó de urgencia al Consejo del PJ provincial. Como un verdadero patrón de estancia, demandó una tregua de 30 días que garantice el diálogo político y social en la provincia. Cosa que no va a suceder. El gobernador fue tajante: “no pactaré con extorsionadores que viven con los recursos del Estado”…
Esta situación de caos, injusticia y represión producida por la burguesía, pone a todo el movimiento en lucha frente a la disyuntiva de seguir creyendo en las largamente comprobadas mentiras y promesas incumplidas y el juego de podridas instituciones del Estado al servicio de los poderosos, o avanzar por el camino ya emprendido por muchos, de la organización independiente de los trabajadores y el pueblo.
La constitución de organizaciones de base independientes de los partidos políticos del sistema y del Estado, en los lugares de trabajo, las escuelas, los barrios, los pueblos y las ciudades, que converjan y unifiquen los esfuerzos para las conquistas de las aspiraciones comunes, es el único camino por donde deben marchar los hombres y mujeres que buscan los cambios de fondo que aspira nuestro pueblo.