El miércoles pasado, la legislatura cordobesa, sanciono la Ley de Política Ambiental de Córdoba, en medio de la enorme lucha que pobladores de la localidad de Malvinas Argentinas, mantienen para impedir el millonario negocio de la multinacional Monsanto, que se propone instalar en esa localidad, a través de una planta de tratamiento de semillas transgénicas. Este negocio está proyectado bajo la órbita del plan estratégico PAE 2020, ( Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial Participativo y Federal 2016/2020), que pretende aumentar un 27% más, la superficie sembrada en la Argentina, con cultivo transgénica de granos. En este sentido, La multinacional anunció en 2012 la inversión en Malvinas Argentinas la construcción de una planta con capacidad para producir hasta 3,5 millones de bolsas de semillas. Córdoba fue históricamente una provincia, caracterizada por sus hermosos paisajes llenos de verde y caudalosos ríos, donde los bosques nativos, permitían disfrutar de una riqueza natural sinigual. Pero la ambición de los monopolios, no solo está provocando el fin de esa riqueza natural, sino que también está provocando daños irreparables a la naturaleza y al ser humano como parte de ella. Los últimos calurosos veranos cordobeses, fueron golpeados por brutales sequias, donde la falta de lluvias, no fue su principal motivo, si no la emergencia ambiental generadas por los desmontes de los bosques, las fumigaciones con agro tóxicos, y la actividad minera en las provincias cercanas. Entre el año 2004 y 2010, en tan solo 6 años, se redujo un 40% de los bosques nativos en Córdoba, para poner en condiciones las tierras para su posterior sojizacion. Todo este descalabro de la naturaleza pergeñado por los monopolios, con el amparo del estado y su gobierno, es la muestra fiel de que la ganancia está por encima de todo ser humano. Millones de toneladas de agro tóxicos son vertidos en la tierra al ritmo de las inmensas plantaciones de soja. Y como si fuera poco los ríos subterráneos cordobeses, que se alimentan mayoritariamente de la cordillera catamarqueña, riojana y san juanina, son absorbidos por la producción minera en esas provincias. En este marco, el gobernador De la Sota, festejaba adjudicando como un triunfo de la democracia, la sanción de la ley ambiental de Córdoba, que propone un supuesto “control riguroso” a los negocios con agro tóxicos, a sabiendas que tanto los gobiernos como el estado de los monopolios, tienen como objetivo central disponer de los recursos naturales y del estado para la explotación de las tierras en favor de los millonarios negocios de los monopolios. Por lo tanto la ley, no es más que una vuelta de rosca más, al intento de alojamiento definitivo de la planta de Monsanto. Pero por más vueltas que le den, la consigna del pueblo de Malvinas Argentinas, es clara: ¡FUERA MONSANTO! Por mas leyes que aprueben y medidas que tomen, en Malvinas Argentinas, hay un pueblo que está decidido a dar batalla en defensa de la vida y contra la destrucción del medio ambiente y la producción transgénica que solo genera enfermedades y muertes. ¡FUERA MONSANTO DE MALVINAS ARGENTINAS Y DE NUESTRO PAIS!