Tratemos de olvidar por un momento la historia. Supongamos que el conflicto comienza con el secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes (de los que se acusa a Hamas sin ninguna prueba mínima) y entonces el Estado de Israel decide una represalia. Esta decisión se ha cobrado, desde el martes hasta hoy, 86 muertes en los territorios palestinos producto de bombardeos militares sobre poblaciones civiles absolutamente indefensas. Esto precedido por el asesinato a sangre fría de 15 jóvenes palestinos días después del secuestro.
Volvamos a retomar la historia entonces, sólo la más reciente, y recordemos que desde 2000 hasta abril de este año el ejército israelí mató a 1520 niños palestinos. El Comité para los Derechos de los Niños dela ONUdenunció que los niños palestinos son sistemáticamente heridos, torturados y usados como escudos humanos por Israel.
Y si volviéramos más atrás en la historia, las cifras de muertos palestinos a mano del Estado de Israel son escalofriantes. Las negritas remarcan que estamos hablando de un Estado, una máquina de asesinar que es la que está llevando adelante un genocidio contra el pueblo palestino que nada tiene que envidiar al genocidio de los nazis. Israel demuestra con actos que su política es la de exterminar al pueblo palestino, que lucha por liberar sus tierras ocupadas. Un Estado imperialista que cuenta con el aval de los Estados imperialistas del mundo, a los que no se les mueve un pelo ante la masacre.
Teniendo en cuenta la historia y que la política terrorista de Israel es la misma política terrorista que inventa agresiones para acometer guerras, el secuestro y asesinato de los jóvenes israelíes es claramente una provocación que ha montado el Estado sionista.
Los pueblos del mundo no estamos impávidos ante la agresión israelí; nos duele cada muerte y cada bomba que cae sobre el territorio de Palestina. Desde todas partes del mundo debemos sumarnos a las denuncias en cada país y en cada región del planeta. Las muertes y asesinatos deben cesar de inmediato, es lo que debemos exigir como Humanidad.