El pueblo argentino viene luchando decididamente contra el ajuste. Ahora, lo que denominamos ajuste, es en realidad el empobrecimiento sistemático de las mayorías trabajadoras y la profundización de la marginación en las capas más miserables del país.
Porque cuando la burguesía ajusta significa que baja los ingresos de los trabajadores, reduce los recursos que se destinan a la salud, vivienda, educación, infraestructura para el pueblo, porque a dichos recursos le da otro uso, cual es el incremento de los negocios que le otorgan más ganancias.
Ningún gobierno, ningún empresario va a decir nunca que sus políticas e inversiones están destinadas a obtener mayores ganancias. Siempre argumentarán que las inversiones se hacen a favor de las necesidades del pueblo. Cuando el bien material que producen, en efecto, cubre una necesidad popular, les viene como anillo al dedo para su argumento, y de esa forma encubren su verdadera motivación que es el obtener ganancias. Pero cuando el bien material o servicio que van a producir no aparece como necesidad demandada por el pueblo, como por ejemplo la producción de oro, automotores que sobran en los grandes centros urbanos, etc., o en casos, son contrarios a dichas necesidades, como el caso de semillas híbridas o modificadas genéticamente, agroquímicos, etc., el caballito de batalla es que se crean «fuentes» de trabajo.
Toda la producción capitalista está basada en esta gran mentira. Pero una de las mayores fuentes de recursos para obtener masas enormes de capital con la cual se ven beneficiados todos los grandes capitales monopolistas es el pago de la llamada deuda externa. Este gobierno, reconoce que en diez años destinó a ese fin una cantidad mayor a US$ 170.000.000.000 (ciento setenta mil millones de dólares), a la que ahora deben agregarse unos diez mil millones más con el pago que se comprometió al club de París, otros 8.000 millones que es el pago a Repsol, más otros 1.500 millones que se abonarán a los fondos que ellos llaman buitres, más otros 15.000 millones que están en gateras esperando la resolución de este tema.
Toda esta pesada carga de deudas acumulables y nunca saldables, constituyen una gran fuente de obtención de capitales para enormes negocios que son destinados a reproducirse para la mayor explotación de los obreros y el pueblo argentino y de todos los países del mundo. Bajo el argumento de que el que pide préstamos, luego debe pagarlos, se invoca a todo el pueblo a realizar el esfuerzo, para lo cual se utiliza la herramienta del ajuste.
En suma, el resultado de esta política es que luego de recibir el magro salario recortado y achatado por la explotación diaria de la fuerza de trabajo de los obreros y trabajadores en general, se le debe sumar el esfuerzo que, a través de la recaudación estatal se realiza expoliando dicho ingreso mediante el pago de los impuestos (impuesto al salario, comisiones bancarias, recortes de «beneficios», multas exorbitantes, gravámenes de todo tipo, pagos de órdenes médicas para obras sociales, contratación de medicinas prepagas porque la obra social no cubre casi nada, etc.).
Por lo anterior, es claro que toda lucha contra el ajuste, es una lucha de clases contra la burguesía en su conjunto y es claro, como decíamos al principio, que diariamente se lleva a cabo en cada lugar de trabajo, en los barrios, en los centros de trabajo y en los lugares de estudio. Pero esta lucha de clases debe unificar en organización todas las fuerzas del pueblo contra el enemigo que se vale de su ocultamiento para obtener los beneficios de la acumulación y centralización del capital.
Es por ello que debemos hacer los esfuerzos por unificar en un solo haz las fuerzas del proletariado y el pueblo, luchando no sólo contra la aplicación de las políticas de ajuste que gobierno tras gobierno viene realizando la burguesía monopolista, sino también contra el ocultamiento de la lucha de clases que no deja ver claramente que se trata de la gran división de intereses contrapuestos entre las mayorías laboriosas y la oligarquía financiera que detenta el poder y es dueña del Estado.
La unidad de los obreros y el pueblo en una sola fuerza política y organizativa nacional, cuyo germen está presente en distintas iniciativas que a lo largo y ancho del país se están desarrollando y fundamentalmente en el «Llamamiento 17 de agosto a la unidad del pueblo», capaz de derrotar a la oligarquía financiera, es una tarea simultánea de acción de lucha contra el ajuste al tiempo que se lleva con firmeza esta visión revolucionaria de la lucha de clases contra todo intento de la burguesía o de los sectores políticos que aparecen con ropajes de izquierda o sellos progresistas que intentan ocultarla y contribuyen a sostener el Estado capitalista y sus instituciones al servicio de los monopolios, intentando sembrar expectativas que aluden al cambio de personas o de partidos políticos para hacerse cargo del gobierno sin atacar a las bases mismas del sistema de dominación de la oligarquía financiera.