Por estos días la gran disputa intermonopólica que hay por las masas de plusvalía en el mundo entero, y que se da en todos los terrenos, servicios, energía, el campo, siderurgia, minería, industria autopartista, el transporte, los bancos, etc. También, por supuesto, tiene sus expresiones en los gobiernos. En el caso del gobierno de la provincia de Córdoba, el gobernador De La Sota es una cabal muestra de eso: todo el tiempo, todos los días sale a decir y contradecirse, depende de los monopolios que estén involucrados, subsidios millonarios para unos, reproches para otros, grandes negocios para otros y una gran subestimación a las masas que con mucha claridad se dan cuenta de la incidencia de los monopolios en los gobiernos y la falta de respuestas a sus problemas mas básicos. En cuanto a la industria de autopartes que tiene una significativa presencia en la provincia los velos se empiezan a caer, en medio de todo el chantaje y extorción a la clase obrera, la burguesía se encuentra que tienen ya que poner a funcionar las plantas a pleno y que no han podido resolver el problema que el mismo gerente RRHH de la Renault planteaba a la cámara de autopartes de Córdoba: » hay que eliminar el sindicalismo de las fabricas», léase, la organización independiente y la lucha autoconvocada de los obreros de la industria autopartista. Las inversiones y preparativos para los nuevos modelos ya están en marcha y todavía no pueden resolver ese problema por una sencilla razón: las vanguardias son de masas, o sea no existen vanguardias que estén por fuera del sentir y las decisiones de las masas como ellos plantean y quieren hacer creer dándole protagonismo al oportunismo. Por esto el problema que se plantean solucionar, por el contrario, se les agiganta y con una mayor visión política por parte de los trabajadores. En la estrategia de la burguesía de frenar la producción y aprovechar para debilitar a la clase obrera, se encuentra también el nuevo escenario de la lucha de clase que los trabajadores con la experiencias de cientos y cientos de luchas por sus reivindicaciones empiezan a desarrollar y se proponen abordar naturalmente y en inmejorables condiciones uno de los grandes problemas de la clase obrera que es la unidad. A modo de ejemplo vamos a expresar la síntesis política a la que llegaba una de las asambleas de obreros autopartista: » En los conflictos el estado de la producción es solo un aspecto, otro es la movilización de la clase obrera entre la sociedad. O sea compañeros, para ganarle este conflicto no tenemos que mirar a la empresa, sino al resto de la clase obrera». Este concepto afirma toda una madurez política, porque como dicen los compañeros la producción es solo un aspecto y es en el que han centrado su estrategia los monopolios; pero al otro aspecto, al de la unidad y movilización de la clase obrera le tienen terror por que cuestiona directamente su dominación. La unidad de la clase obrera es llevar la lucha al terreno político desde una concepción independiente, por fuera de las reglas de juego del sistema, porque de la unidad de que se trata es de la unidad de la clase obrera y el pueblo que apunta directamente a afianzar el desarrollo del poder local en un contexto donde resulta imperiosa la necesidad de avanzar a empujar el surgimiento de una alternativa revolucionaria que abra el camino hacia una nueva revolución. En ese camino estamos comprometidos.