La semana pasada las automotrices Fiat y Renault anunciaron que no pueden seguir con el acuerdo con el gobierno para la financiación de los autos, porque tienen que exportar para «equiparar los costos de las autopartes que importan y pagan en dólares». O sea que no les conviene vender sus autos aquí al precio al que están. Les conviene exportar toda su producción. Hasta aquíla extorsión a nuestro pueblo para que el Estado les otorgue más subsidios y devalúe más la moneda nacional. O sea, que devalúe los salarios, siempre con la idea patriótica de mantener las fuentes de trabajo y no tener que reducir más sus planteles de trabajadores si ven afectada su producción, es decir, sus ganancias. Ahora, en esta vorágine de los monopolios por sostener la tasa de ganancia sientan las bases materiales que pre anuncian el grado que cobrarán los enfrentamientos que se vienen. La automotriz Renault esta siendo un claro ejemplo de ello. Desde hace unos meses, la empresa, ratificando lo que veníamos planteando cuando empezó el asunto de esta crisis de producción (que el único propósito es hacer la misma o mas producción con menos obreros) ha implementado un modo de trabajo que a todas luces preanuncia cual será el tenor de los enfrentamientos que se avecinan. Para suplir el tercer turno ha programado, con la complicidad del SMATA, la siguiente programación: los obreros un día trabajan su turno normal de 8 horas, al día siguiente hacen doble turno (16 horas), al siguiente 8 hs. nuevamente, y al que le sigue 16 hs. otra vez… y así hasta completar la semana. En síntesis, día por medio se hace doble turno. Muchos son los desafíos que nos esperan de audacia y creatividad para amalgamar entre las masas populares y particularmente en la clase obrera las ideas de la revolución, que es la única salida a esta locura que propone la oligarquía financiera. Para eso ya contamos con mucho terreno que los trabajadores, producto de sus incesantes luchas hemos ido ganando, fundamentalmente en un terreno: el de las asambleas con democracia directa. Toda una vanguardia de masas que en estos momentos en vez de elegir el camino burocrático que proponen el Estado, los gremios y el reformismo, optan por la organización hacia abajo, base material para que las ideas de la revolución cuenten con fuerzas propias entre las masas.