Con bombos y platillos se anunció que por primera vez se produjo un récord de producción de Bioetanol a base de maíz.
En este sentido, en julio pasado, según datos de la Cámara de Alcoholes, se mezcló con nafta un récord mensual 54,3 millones de litros de etanol, de los cuales un 57% se originaron en plantas cuyo insumo principal es el maíz. La entidad asegura que Argentina realizó importantes inversiones en la industria del bioetanol en base a maíz en los últimos años y destaca que la empresa con mayor capacidad de producción es ProMaiz, de Aceitera General Deheza y Bunge Argentina.
En realidad, estos datos desde el país por el cual estamos luchando, son un verdadero desastre humanitario. Dejemos ya a un lado las empresas monopólicas que están detrás de todo esto, ni hagamos mención de la barbarie institucional que aprobó tremenda aberración, ni que hablar del desastre ecológico y ambiental que ello significa.
En todo caso, centremos en el sentido mercantilista del sistema capitalista y el significado de “producir para la nada”.
Si hacemos una simple reflexión de lo que nos pasa diariamente en nuestras vidas cotidianas y a nuestro lado, veremos pasar camiones, colectivos, autos, aviones y avionetas como la que se cayó hace muy poquito, en donde sólo se desplazaban dos personas moviendo una aeronave para simplificar su llegada a destino… sentiremos lo que sentimos, tanto movimiento ¿y para qué?; si en todo caso nuestras vidas se van deteriorando por el mismo atosigamiento que impone el sistema de “todo se vende todo se compra”.
Siempre decimos que el sistema capitalista necesita que la mercancía siempre rote lo más posible para realizar la ganancia, no importa qué y para quienes, pero debe rotar y en ese no importa se produce “nada”; es decir, no responde a la necesidad del Hombre como Hombre sino que responde a la necesidad del hombre (con minúsculas) lobo del hombre, es decir competencia, arribismo.
Ese transportar de mercancías, en donde también el trabajador es una más de ellas, conlleva el verdadero sentido mercantil. Ese transportar se hace con un componente de Bioetanol que va creciendo año a año y se lo hace con alimento, fundamentalmente con caña de azúcar y ahora con maíz. Seguramente nuestro lector rápidamente sacará las conclusiones del desastre que significa usar alimento para energía, en un país en donde el kilo de harina y el kilo de azúcar tienen un precio muy costoso para el bolsillo de nuestro pueblo. La burguesía le ha puesto Bioetanol para adornar el caos alimentario que ello significa, tratando de disimular lo qué significa utilizar los recursos de la naturaleza que deben estar dirigidos al Hombre y se los use para transportar “la nada”.
Nosotros estamos luchando dentro de este sistema para no dejar que avance el atraso y el caos que genera producir “nada” y arruinar todo; y al mismo tiempo luchamos para construir otro país y otro poder que ataque las raíces del sistema capitalista.
En el nuevo poder revolucionario, en el Nuevo Estado, el Pueblo, la primer pregunta que nos haremos es ¿para qué y quienes producir? y las primeras acciones posibles de una revolución es contestar que se deberá producir para resolver los problemas inmediatos humanitarios y produciremos ya no para “la Nada”, o sea, la ganancia de unos pocos sin importar para quienes… De un día para otro sabremos que la mercancía comenzará a transformarse en PRODUCTO porque esa producción social que ya no estará en manos de unos pocos monopolios irá dirigida a la sociedad, en donde el Hombre y la naturaleza se complementarán sabiamente con una administración basada en el poder de todo el pueblo, produciendo con una calidad y cantidad totalmente diferente al sistema capitalista. Ya la propiedad de los medios fundamentales de producción del país estarán en manos de todo el pueblo y lo producido irá directamente al consumo de la sociedad, hecha por la misma sociedad.
Ya el transporte irá cambiando de contenido, el uso energético no será despilfarrado en barbaries que genera este sistema cruel, perverso y caótico, el sin sentido de las leyes y decretos pasarán a la historia en el camino de la consolidación de la revolución.
El “Bioetanol” será una herramienta que solo el pueblo revolucionario sabrá cómo utilizarla o no, “ya no será culpa o gracias” a un elemento la salvación de una “nación”, pasará a ser obra de las grandes mayorías la edificación de la nueva sociedad y sabrá aplicar con sabiduría social y colectiva la relación Hombre-Naturaleza como un todo para la permanente transformación.
Un extraordinario futuro nos espera de revolución para cambiar definitivamente el rumbo de la historia, de echar raíces para el nacimiento del Nuevo Hombre como decía el “Che”; transitamos una época histórica extraordinaria en donde ya palpitamos desde la lucha contra el sistema capitalista el definitivo final de la explotación del hombre para dar paso a la verdadera historia de la humanidad.